30 junio 2009

No Olvides Nunca Lo Que Vales...

María conversaba con su abuela...

-Abuela, ¿por qué soy tan desafortunada en el amor? Todas las historias acaban saliéndome mal. Voy a empezar a pensar que soy un bicho raro...

-¡No, cariño, de bicho raro, nada! Es sólo que los hombres son tontos y, a veces, dejan escapar a las mejores...

-Es que... ¡tenía tantas ilusiones puestas en lo nuestro! Pensaba que seríamos capaces de superar los obstáculos que teníamos en el camino –le decía con voz triste.

-Mira que te lo dije, que más sabe el diablo por viejo que por diablo... Y que esta historia te saldría cara... Pero esto era algo que tenías vivir, que necesitabas vivir; porque te lo decía el corazón. Al fin y al cabo, todos sabemos que, por mucho que te dijeran “no te compliques la vida”, nadie escarmienta por cabeza ajena y que, en cualquier caso, todos tenemos derecho a equivocarnos.

-Nos queríamos. Aún me cuesta lograr entender que eso no fuera suficiente. ¿Tan difícil es intentar buscar la felicidad?

-Y seguramente te quería, mi amor, pero es probable que no lo suficiente. Los hombres son mucho más cobardes que nosotras. Normalmente, las mujeres tenemos mucho más claro que cuando hay que coger el toro por los cuernos, se coge y punto. En ese sentido, nos da mucho menos miedo afrontar situaciones complicadas y arriesgar, aunque perdamos. Le pudo más su cobardía y el miedo a arriesgarse y, al final, salir perdiendo y quedarse sin una cosa y sin otra.

-¡Me cuesta tanto dejar de pensar que es el hombre de mi vida! ¡Y, a la vez, me rebelo y me enfado conmigo misma por seguir pensándolo! Por seguir manteniendo en algún rincón de mi la idea de que algún día...

-¿El hombre de tu vida? El hombre de tu vida no será un príncipe azul, porque no existen. Está el príncipe Felipe, pero él ya se casó con Doña Leticia. El hombre de tu vida será el que te ame de verdad, el que sepa valorar bien todo el amor que tienes guardado para él. El hombre al que no le dé pavor enfrentarse a lo que sea y a quien sea con tal de que vuestro amor siga vivo y creciendo. El hombre que no tire la toalla ante el primer contratiempo. ¿De verdad sigues creyendo que era el hombre de tu vida? ¡El hombre de tu vida hubiera sido capaz de luchar por ti hasta la saciedad y no rendirse tan pronto!

María miraba a su abuela con lágrimas en los ojos. Sabía que, en el fondo, tenía razón, aunque escucharlo le doliera....

-¡No cometas el error de desperdiciar tu vida! Sabes, la experiencia me dice que “Nunca las dejan” (o casi nunca). Así que no puedes permitirte agarrarte a esa improbable esperanza. Si él quiere desperdiciar la oportunidad de ser feliz a tu lado y seguir con su vida gris, la que comparte con alguien a quien no ama de verdad, allá él... ya se arrepentirá algún día.. ¡Pero no cometas tú el mismo error, no dejes que el tiempo siga pasando y tú sigas estancada en el mismo sitio! ¡No se merece que hagas eso, y mucho menos, no te lo mereces tú, María!

-Lo sé. Si sé que tienes toda la razón del mundo, abuela. Pero saberlo no lo hace tarea fácil. A veces, creo que alguien ha puesto pegamento en las páginas de mi libro y que por eso no consigo pasar al siguiente capítulo.

-Probablemente, seas tú misma la que lo ha hecho sin querer, sin poder evitarlo. ¡Pero, créeme, acabarás consiguiéndolo! El pegamento acaba por secarse y dejar de pegar. Y cuando menos te lo esperes, te darás cuenta que las páginas se han ido despegando y que ya puedes pasar a la página siguiente.

-¡Eso espero! A veces, lo único que me apetece es quedarme acurrucada en la cama todo el día y olvidarme de todo y de todos. Estoy agotada. Sólo pretendo conseguir estar en paz conmigo misma. Y ahora no siento que lo esté.

-¡Lo estarás! Yo confío en tu fuerza para que lo consigas. Y entonces te darás cuenta que en el nuevo capítulo hay todo un mundo lleno de novedades y sorpresas. Y que lo que está por llegar, sola o acompañada, es mejor que lo que él te ofrecía. Porque te lo mereces. Y entonces ya no te dolerá haber cerrado ese capítulo. Y tampoco te dolerá recordarlo. Te quedarás con lo bueno y con lo que aprendiste con toda esta vivencia.

-¿Abuela, sabes una cosa?

-¿Qué, mi niña?

-¡Que te quiero! ¡Te quiero mucho!¡No lo olvides nunca!

-¡Y tú no olvides nunca lo que vales! ¡Yo sí que te quiero, mi princesa!

Safe Creative #0906304065885

25 junio 2009

Qué título (II)...

¡Hola de nuevo, amigos!

Quiero daros las gracias por la estupenda acogida que ha tenido mi petición de sugerencias de títulos para la historia de Estela, Samuel e Iñigo.
A ver, voy a hacer un rápido recuento de todos los títulos sugeridos. Los voy a dividir en dos categorías: Títulos y Títulos con humor.

1. "TÍTULOS":

S.
: Condenado a Morir, Giro inesperado; Oculto; El final; El desenlace
Jorge: Reunión; Tres amigos; El mensaje; El resto de mi vida; Mi amiga la adivina.
Happy Eyes: La estela de la muerte.
Inés: Esa era su asfixiante condena.
HR: Destino.
Artabria: Premonición.
Albino: Pasaje para la muerte.
Alfonso: Suspense en la mirada.
Loles: Un café con Estela.
Yandros: Ineludible; Presagio; La condena de saber; La certeza de lo incierto.
Jose Manuel: De golpe y porrazo; Sembrando dudas; Quien avisa, no es traidor; La curiosidad mató al gato; Expiró por espiar.
Yo misma: La estela de Estela; La condena.

2. TÍTULOS CON HUMOR:

S.:
Muerte a lo Carmina; Muérete de una vez.
Jorge: Cómo Estela me jodió el futuro; La obra de una imaginación pachucha.
Webero: Te espero en el otro lado.
Alfonso: ¡Vaya tela con Estela!
Yandros: La cagaste Samuel Laster.
Jose Manuel: Con amigos así, quién quiere enemigos...
Yo misma: ¡De ésta no te libras, pichita!; Marta, no me esperes para cenar esta noche.

¡Nada menos que 27 títulos y 10 títulos con humor! A continuación, enumero los que han quedado semifinalistas:

1.- Títulos:

"Destino"
. (sugerido por HR).
"La condena de saber". (sugerido por Yandros).
"De golpe y porrazo". (sugerido por Jose Manuel).
"Giro inesperado". (sugerido por S.).

2.- Títulos con Humor:

"¡De ésta no te libras, pichita!" y "Marta, no me esperes para cenar esta noche"
. (sugeridos por mi misma. No quería pecar de engreída, jajaja, pero es que mis dos títulos con humor son ingeniosos, caray!, jajaa..).
"¡Vaya tela con Estela!. (sugerido por Alfonso).
"Cómo Estela me jodió el futuro". (sugerido por Jorge).

Quiero decir que me ha costado muchísimo trabajo decidirme, los títulos semifinalistas han quedado igualadísimos en el ranking pero, finalmente, me he decidido.
Y, sin más dilación, los finalistas y ganadores son....

Trrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
(redoble de tambores)

En la categoría de TÍTULOS:

DESTINO, sugerido por HR.

Y como no estaría bonito que me autopremiara (jajaja) pues, en tal caso además de carecer de sentido el premio, quedaría demostrado por mi misma (que ya habría que ser tonta..) que soy una engreída, jajaja... En la otra categoría no seré yo la finalista.

En la categoría de TÍTULOS CON HUMOR:

¡VAYA TELA CON ESTELA!, sugerido por Alfonso.

Mi más sincera enhorabuena a los elegigos: HR y ALFONSO!

Me ha costado mucho decidirme pero, finalmente, me decanté por los títulos que sugerísteis por lo siguiente:

Destino. Porque pienso que es cierto aquello de la contundencia de un título y porque, en definitiva, es el tema dominante a lo largo de, prácticamente, toda la historia.

¡Vaya tela con Estela!. Porque es una expresión muy andaluza, usada para decir que algo tiene mucha guasa. Y, realmente, el talento de Estela tiene guasa y mucha... Por lo que, a mi parecer, esta simple expresión define a la perfección el sentido de la historia. Me hizo mucha gracia cuando leí este título.

Y, por último, lo único que falta es que os diga en qué consiste el detalle... Espero que os guste la idea... Si no, pues renunciáis y se le otorgará al siguiente en la lista de finalistas (dado que la he puesto por orden de preferencia).

El premio (que espero que no sea castigo, jajaja...) es la publicación de un post vuestro en mi blog. Me es indiferente la temática, os dejo plena libertad para decidir y no ponerle trabas a vuestra imaginación. Estoy segura que haréis un post que merecerá la pena. Cuando lo tengáis, simplemente, me lo mandáis a mi correo electrónico. En cuanto a límite de tiempo, tampoco hay, para no agobiaros. Eso sí, no vayáis a mandármelo dentro de 6 meses, jajaja, que si no, nos vamos a aburrir de tanto esperar...

Como decía Bugs Bunny... ¡Eso es todo, amigos!

Como siempre... ¡es un placer teneros en mi Mundo!

24 junio 2009

Qué título...

Necesito la inestimable colaboración de mis queridos lectores...

A ver, ¿qué nombre le pondríais al relato de Estela, Samuel e Iñigo? Cuando escribí la historia en mi casa, al guardar el documento en Word lo llamé "Vas a morir hoy". Pero claro, ponerle ese título al relato da demasiada información y destripa bastante la intriga, no?

Así que como, hasta ahora no se me ha ocurrido ningún nombre que me convenza, ¿qué tal si me dáis algunas sugerencias?

¡Confío en vuestra imaginación (que yo estos días la mía la tengo un poco pachucha...)!
ACTUALIZACION 1:
Se me está ocurriendo una pequeña idea...
Si en vez de un título elegido por mi elijo uno de los que me propongáis vosotros, el ocurrente comentarista será agraciado con un pequeño detallito por parte de esta humilde servidora que, esperemos, sea de su agrado. Hasta aquí puedo leer...
ACTUALIZACIÓN 2:
Nadie siente curiosidad por saber de qué regalito se trata? ¡Claro! Después de ver cómo la curiosidad mató a Samuel, no os atrevéis, no? jajaja.. Ojú, pero que conste que yo no soy Estela..!!!jajaja..
ACTUALIZACIÓN 3:
Ufff! Mucho me temo que con la de títulos interesantes que me estáis proponiendo ahora lo que me va a costar es decidirme por uno y decidir el ganador del regalito! ¡Con lo indecisa que soy yo siempre, mare! jaja...

18 junio 2009

La Llamada (Último Capítulo: Parte 9ª)...

Si no has leído la historia entera, antes de leer el último capítulo, aquí tienes todos los capítulos de esta, según mis queridos lectores, apasionante historia!

CAPÍTULO 1: Café para tres

CAPÍTULO 2:
El reencuentro

CAPÍTULO 3:
Un nuevo amor: el gran amor

CAPÍTULO 4:
Consejos van, consejos vienen. Os los tomas o los dejas

CAPÍTULO 5:
La curiosidad

CAPÍTULO 6:
La despedida

CAPÍTULO 7:
Un paseo accidentado

CAPÍTULO 8:
Fin del paseo

CAPÍTULO 9:
El final

Y aquí tienes el último! ¡Espero que te guste!

ÚLTIMO CAPÍTULO: LA LLAMADA

Se le había olvidado silenciar el móvil, que estaba en la cocina, para que nada perturbara su momento de desconexión. Por la melodía sabía que era Marta; pero dejó que sonara... “Ahora la llamo, yo de aquí no salgo. Al menos hasta dentro de un buen rato” –decidió. Así que volvió a cerrar los ojos y siguió a lo suyo.

A los pocos minutos sonó de nuevo el teléfono: en esta ocasión el fijo. “¿Otra vez? ¡Que estoy intentando darme un baño sin que nadie me moleste, que ahora te llamo; ¡qué pesada te pones a veces, Martita..!” –protestaba para sí mientras seguía sonando el aparato.

Entonces saltó el contestador. No era ella. Marta no solía ser la típica persona que no deja disfrutar a su pareja de sus momentos y su propio espacio. Sabía que esa tarde Samuel había quedado con dos viejos amigos y que probablemente ese día no se verían. Y realmente no le había importado: así aprovechaba ella también para hacer unas cuantas cosas tranquilamente y quedar luego con sus amigas para ir a tomar algo.

“Hola Samuel, soy Estela. Iñigo me ha dado tu número. ¿Aún no has llegado? Coge el teléfono, por favor. Llámame en cuanto oigas el mensaje, es importante. Estaré en casa”.

Samuel escuchaba el mensaje de su amiga desde el baño.

“¡Qué raro! ¿Estela llamándome? Será que imagina que he abierto el sobre y querrá decirme que no me preocupe, que todo ha sido una broma y pedirme disculpas “ –razonó mientras lo escuchaba.

Enseguida volvió a sonar el teléfono. “¿Otra vez?” –dijo medio incorporándose en la bañera. Presentía que era Estela de nuevo. Tanta impaciencia por su parte le extrañó, así que se levantó y se puso en pie. Con restos de espuma por el cuerpo se apresuró a salir de la bañera para cogerlo antes de que se cortara la llamada. La voz de Estela en el mensaje le había parecido bastante nerviosa y lo cierto es que Samuel, que aún no se había repuesto por completo del susto del coche, se inquietó mucho.

Al salir resbaló en el suelo mojado. Sus piernas salieron despedidas hacia arriba a toda prisa y cayó de espaldas, con tan mala suerte que se golpeó en la nuca con el borde de la bañera. Fue un porrazo que literalmente lo dejó en el sitio. La sangre no tardó en mezclarse con el agua derramada y el jabón, formando un enorme charco rojizo y espumoso que teñía casi todo el suelo del baño.

Todo había vuelto a suceder en pocos segundos, durante los cuales en la mente de Samuel sólo se repetía incesante una única frase... “Vas a morir hoy. Ni tú ni nadie puede hacer nada por evitarlo. LO SIENTO”

Mientras tanto el contestador saltabar una vez más, pero ya no lo escuchó. Efectivamente, era Estela de nuevo: “Samuel, cielo, ¿cómo es que no has llegado ya a casa? En serio ¡coge el teléfono!, necesito hablar contigo urgentemente. Estoy preocupada. He de decirte algo muy importante. ¡No sé cómo pero tengo que ayudarte como sea!... Mira, –dijo tras unos segundos de silencio- creo que voy a ir a tu casa, y si no estás, te esperaré. Tengo que verte”.

Ciertamente Samuel tenía razón: de allí no iba a salir en un buen rato. No mientras el juez no dictara el levantamiento del cadáver. Un cadáver que el destino cruel había querido que fuera descubierto por la propia Estela quien, cada vez más alertada e intranquila por ver que su amigo ni llegaba ni contestaba al teléfono ni a la puerta, entró en la casa con la copia de la llave que desde hacía años guardaba el vecino de enfrente.

Un cadáver descubierto por la misma persona que, sin poder remediarlo, había provocado tan triste sino. Sumida en la desesperación y un mar de lágrimas al descubrir a Samuel muerto en el baño, se atormentaba pensando que todos sus intentos por cambiar lo que había visto en sus ojos habían sido en vano.

Una vez más comprobaba que hiciera lo que hiciera -todo o nada- por intentar evitarlo, el destino siempre se las ingeniaba para acabar saliéndose con la suya. Estela sabía que nada ni nadie podría remediar que se cumplieran sus predicciones y esa siempre había sido su maldición, el precio que tenía que pagar por su don. Esa siempre sería su asfixiante condena.



Safe Creative #0906184035305

16 junio 2009

El Final (Parte 9ª)...

Como tenía el móvil cerca, contestó.

-¿Sí. Dígame?
-Buenas tardes, señor. Le llamo de Movistar. Quería ofrecerle una promoción que hemos sacado recientemente de tarifa plana con llamadas a móviles de cualquier compañía y llamadas a fijos por tan sólo 15 euros al mes.
-No, lo siento, no estoy interesado. Uso muy poco el teléfono.
-Pero, señor, permítame decirle que si se acoge en este mismo instante a la oferta, por estar entre los primeros mil clientes en hacerlo, le regalamos 20.000 puntos para que pueda cambiar de teléfono.
-Perdone, pero es que ahora mismo no puedo atenderle.
-¿Acaso no le interesa la oferta? Sepa usted que es una magnífica oportunidad para economizar gastos en estos tiempos que corren.
-Le he dicho que ahora mismo no le puedo atender, señorita.
-Pero señor es que este servicio nuestro..
-¡Ahhhh, que noooooo! Que voy a colgar, que me estaba dando un baño relajante y usted ha venido a interrumpírmelo e incordiarme. Déjeme tranquilo, por Dios! ¡Hay que ver lo pesadas que son todas las compañías, siempre llamando! ¡Desde luego son todas iguales! ¡Qué hartura!

Y allí que seguía la tipa dándole la lata, soltando una retahíla que se sabía al dedillo y repetía como un loro, sin apenas escuchar las excusas de Samuel para colgar. Tanto se agobió que, en medio de la crispación de nervios que tenía Samuel y casi poseído por la locura, fue a lanzar el teléfono móvil por la ventana con tan mala suerte que, justo cuando iba a hacerlo, perdió el equilibrio y cayó en picado a una altura de 20 metros.

Nadie se explica aún cómo pudo caerse por la ventana. Pero el caso es que el pobre Samuel no vivió para contarlo. Evidentemente, el móvil tampoco.

¡Y colorín colorado...
...este cuento se ha acabado...
... esperando que haya sido de todos agrado!


******


Jajajajajajaajajaja... ¡Que no, que es coña!

Evidentemente, como podréis imaginar, este final absurdo y sin sentido no es el verdadero capítulo final de la historia. Es sólo que tuve la tentación de tomaros el pelo un poco y como es muy difícil no sucumbir a la poderosa atracción de caer en las tentaciones, como bien hablábamos en capítulos anteriores, yo caí en la tentación de gastaros una pequeña bromita, jajaja..., y poneros un poco (más) de los nervios. Esto último seguro que lo he conseguido, jaja...

No os impacientéis que, en breve, podréis ver publicado en este, mi humilde blog, el último capítulo de la historia y, por fin, se desvelarán todas vuestras intrigas y sabréis qué sucede finalmente con Estela, Samuel e Iñigo. Si Estela y Samuel se lían, o si se liaron en el pasado, o si hacen un trío con Iñigo. Si la novia de Samuel lo llama para decirle que no se casa. O si aparece algún gay. Si le dio el sobre con la mentira o le dio el que tenía la verdad. Si Samuel muere o todo era una bromita pesada y el resto de conjeturas y suposiciones que habéis ido haciendo a lo largo de los 8 partes ya publicadas.

Bueno, no os enfadéis conmigo y perdonadme esta pequeña bromita, jajaja... :P

Ahora en serio, espero que el verdadero final que me he inventado os guste y no os decepcione que, al fin y al cabo, es uno de mis objetivos principales, que os guste el relato. A ver si, al final, con tantas expectativas que tenéis con el desenlace, no os va gustar. A mi, al menos, me gusta cómo me quedó la historia. :D Mañana me lo diréis.

Al final, la que no sobrevive seguro soy yo, porque más de uno y más de una cuando lea este post, viene a buscarme a Sevilla y me mata, jajajaja...

¡Hasta mañana!


Safe Creative #0906194038181

15 junio 2009

Fin Del Paseo (Parte 8ª)...

... El grito histérico de un conductor –“¡mira por dónde vas, loco!”- y una fuerte ráfaga de aire producida por el paso del vehículo a centímetros escasos de su cuerpo, que lo tambaleó y casi lo tiró al suelo, apenas le dieron tiempo para reaccionar: se quedó petrificado.

¡Joderrrrrrr! ¡¿Es que no vas a escarmentar nunca?! No se puede ir tan despistado por la calle. ¡Es peligroso! –se gritaba enfadado.

En esas décimas de segundo en que sucedió todo a Samuel no se le pasaron las imágenes de toda su vida, como dicen que ocurre en situaciones así; a él se le pasaba una sola cosa por la mente: la nota de Estela y ese dichoso “Vas a morir hoy”.

Acababa de llevarse un buen susto, pero a pesar de todo pensaba que aquello había sido una siniestra casualidad y que la predicción de su amiga era absurda. Por lo que seguía teniendo la intención de reprocharle a los dos primos tan desacertada broma.

A pesar del tremendo sobresalto continuó su camino, esta vez a un ritmo más rápido y prestando más atención a todo, pues lo cierto era que aún tenía la angustia en el cuerpo. Al fin y al cabo no todos los días uno está a punto de ser atropellado.

Minutos más tarde por fin llegó a casa. Fue directo a la cocina a beber agua. Un vaso de agua bien fría que le quitara esa sequedad de boca que se le había quedado después de aquello.

“Creo que me voy a dar un buen baño para relajarme un poco” –pensó mientras se quitaba los zapatos.

Puso un poco de música tranquila, encendió un par de velas aromáticas y abrió a tope el grifo; sales relajantes y ¡listo! Ya estaba preparado su ansiado baño de espuma.

Se sumergió unos instantes en el agua. “Mmmm... ¡Esto sí que es vida!” Se puso cómodo, cerró los ojos y, sin prisas ni agobios que le impidieran disfrutarlo, se entregó al relax total.

Ya llevaba un rato en el agua cuando sonó el teléfono.

Continuará...

Safe Creative #0906184035305


12 junio 2009

Un Paseo Accidentado (Parte 7ª)...

-¡Lo dicho, amigo! En cuanto me organice un poco, os llamo a los dos para ver qué día nos viene bien a todos la cena, ¿vale? –dijo Iñigo ya en el portal de la calle.
-La semana que viene tengo la agenda mucho más libre que ésta. Le comento a Marta, que supongo que también podrá, y hablamos dentro de unos días para concretar fecha y hora, sí.
-Venga, pues me despido de ti ya, que voy a llamar a Carla y creo que iré a verla a su casa.
-Muy bien. Yo me vuelvo dando un paseo. ¡Hasta pronto! –dijo Samuel dándole una palmadita en el hombro.
-¡Venga, nos vemos, ya te llamo!

Y cada uno tomó una dirección. Samuel dobló la primera esquina y siguió rumbo a su casa, que no quedaba lejos: a tres manzanas de casa de Estela.

Escuchando música con su inseparable mp3 iba caminando absorto en sus pensamientos y tan despistado como de costumbre. Todo aquél que conocía a Samuel sabía perfectamente que cruzarse por la calle con él y que no te saludara era lo más normal del mundo.

Hacía una temperatura espléndida, propia de las noches de mayo, así que paseaba tranquila y gustosamente por esas calles que tan bien conocía. Su leve sonrisa hacía ver que había pasado una tarde de lo más agradable y en buena compañía. Caminaba recordando algunos de los momentos y de las conversaciones que habían tenido esa tarde los tres amigos, lo genial que era ver que seguían teniendo la misma complicidad de siempre y lo mucho que los apreciaba.

Llevándose la mano al bolsillo, se acordó de repente del sobre y lo sacó. En su cabeza retumbaban las palabras de Estela... “Guárdala entre las hojas de algún libro”... “No la leas nunca”.

En realidad estaba más intrigado de lo que él mismo pensaba. Y es de sobra conocido que todo lo prohibido despierta el deseo y a menudo se hace muy difícil no caer en la tentación.

“¡Bah!, ¿Qué importancia tan vital puede tener que lea o no esta nota? ¡Ni que mi vida dependiera de ello, qué exagerada Estela!” –pensó.

Y, parado un instante a mitad de camino, Samuel abrió con sumo cuidado el sobre, intentando no romperlo. Como si el hecho de hacerlo así dejara menos rastro del incumplimiento de su palabra.

Nada más leer la nota, la perplejidad quedó grabada a fuego en su rostro:


“Vas a morir hoy. Ni tú ni nadie puede hacer nada por evitarlo.
LO SIENTO”


¡¿Cómo?! ¡¿Qué voy a morir hoy?! ¡¿Pero esto qué coño es?! ¡¿Es una broma, no?! –murmuraba.

Pasados unos segundos en los que el desconcierto todavía lo dominaba, guardó rápidamente la nota en su bolsillo... “¡Menuda tontería! ¡Cuando hable con estos dos se van a enterar! Seguro que se han puesto de acuerdo para gastarme esta broma de mal gusto! ¡Serán malnacidos...!” –pensaba Samuel mientras proseguía su camino de vuelta a casa.

Nunca había creído en esoterismos, predicciones de futuro, experiencias paranormales, ni en nada que se le pareciese pues era escéptico a más no poder. No obstante sentía cierto malestar en su interior cada vez que sonaban en su cabeza tan tétricas palabras... “Vas a morir hoy”-, aunque no quería reconocerlo.

Al despiste habitual que lo caracterizaba se unió esa sensación extraña de duda por creer o no en algo que incluso le resultaba paranoico: que alguien pudiera saber cuándo iba a morir.
Todo sucedió en décimas de segundo... El escandaloso sonido de un claxon, el chirrido de un coche intentando frenar, el olor a neumático quemado...




Continuará...

Safe Creative #0906184035305

10 junio 2009

La Despedida (Parte 6ª)...


-Ya va siendo hora de marcharnos, ¿no? –dijo Iñigo- Se está haciendo tarde y esta mujer tendrá ganas de ponerse el pijama y ver un poco la tele.
-¡Qué va, ya sabes que estoy muy a gusto en vuestra compañía!
-Lo sabemos. Pero ya que no he cenado con Carla, quiero llamarla a ver si por lo menos la veo un rato ahora.
-¡Ah! Por eso era en verdad y no querías decirlo, ¿eh..? –dijo Samuel.
Rieron los tres.
-Nos volvemos a ver pronto, prima. A ver si la semana que viene o la otra organizo una cena en casa y os venís a cenar Darío y tú.
-Sería estupendo.
-Samuel, ¡vente tú también con tu chica y así te presento a Carla!
-¡Claro, me apunto! Ha sido un auténtico placer pasar la tarde con vosotros. Me ha dado muchísima alegría que nos reencontremos después de tanto tiempo, Estela –dijo abrazándola.
-Lo mismo digo, cielo, me ha encantado volver a verte una vez más –dijo aún fundida en su abrazo y casi sin querer que terminara- ¡Cuídate mucho, Samuel! ¡Te quiero mucho!
-¡Y yo! –respondió.

-¡Hasta luego, prima! ¡Te llamo mañana! ¡Te quiero!
- ¡Yo no..! –le respondió entre risas.
-¡Hasta la semana que viene pues!- gritó Samuel ya desde la puerta del ascensor.

Estela, lanzándoles un beso al aire, cerró la puerta suavemente. En silencio, mirando al vacío. En absoluta ausencia, demasiada. Sólo ella sabía qué pensamientos ocupaban su mente. Y probablemente esa siempre había sido su asfixiante condena. Y siempre lo sería...

Continuará...

Safe Creative #0906184035305

09 junio 2009

La Curiosidad (Parte 5ª)...


-Aunque... ¿por qué no? Si en verdad yo no creo en estas cosas; me da igual saber o no -insistió Samuel, quien no había dejado aún de darle vueltas- Hagamos una cosa, Estela.

Estela, que no estaba muy convencida de seguir hablando de aquello, le preguntó de nuevo - ¿Estás seguro de que querrías saberlo?
-Sí, no me importa. Nada de lo que me dijeras iba a condicionar mis actos.
-¿Incluso si no fuera algo bueno? Te advierto que yo lo veo todo y cuando la persona decide que quiere saberlo, no le oculto nada: ni lo bueno ni lo malo.
-Escúchame, Estela, se me ocurre una idea...
-A ver, dime.
-Si has visto algo de mi futuro, lo que sea, escríbemelo en un papel y dime cuándo debo leerlo. ¿Te parece?
-El destino está escrito. Por suerte o por desgracia tengo el don de verlo en los ojos de la gente, pero no el poder de intentar cambiarlo. Las leyes del destino son tremendamente poderosas: por mucho que uno se empeñe en ello, al final todo acaba sucediendo por un camino o por otro.
-¡Uff, qué mal rollo! Me dices eso porque es algo malo, de lo contrario no me lo dirías, ¿verdad?
-No, te lo digo porque es algo que has de tener muy claro. Y no tiene nada que ver con lo malo o bueno que pudiera ser. Dicho esto y ya que pareces tenerlo tan claro, te contesto... Está bien. Escribiré en un papel qué he visto en tu mirada con una única condición.
-Vale, tú dirás –respondió- ¿Y cuándo debo leer la nota?
-Esa es precisamente la única condición: nunca.
-¿Nunca?
- No. Guárdala entre las hojas de algún libro. Si debe ser leída, será el día que por casualidad alguien la encuentre allí.
-¡Venga ya, Estela! ¿Que no la lea? ¿Entonces qué gracia tendría el trato?
-Hazme caso.
-Pero... –insistía.
-Es mi única condición. O si no simplemente no la escribo. Te lo digo en serio. No la leas nunca.
-Vaaaaale...-Samuel acabó cediendo pues la curiosidad le podía más que olvidar el asunto- ... ¡Trato Hecho! –aceptó estrechándole la mano.

Estela se levantó y fue a coger la libreta que había junto al teléfono, mientras Iñigo y Samuel la seguían expectantes con la mirada. Aunque se tomó su tiempo, no tardó demasiado en escribir. Dobló el papel en dos y lo metió en un sobre que enseguida cerró.

-¿Qué habrá escrito, tío? ¿Está escribiendo dos notas? ¡Qué raro! ¿Será una para mi? –cuchicheaba Iñigo- ¡Ufff! Yo seguro que incumpliría el trato. ¡No creo que pudiera resistir la tentación de abrir el sobre y leerlo!
-Yo tampoco sé qué habrá escrito, pero le haré caso. “No sé para qué le digo nada si yo en realidad no creo en estas tonterías...” –pensó Samuel.

El semblante de Estela era el fiel reflejo de la inde
cisión. Realmente no sabía si hacer ese trato había sido buena idea. En el sobre blanco: una verdad; en el de color crema: una mentira. Sin saber qué hacer todavía, jugueteaba con los dos sobres en sus manos mientras los miraba fijamente pensando cuál darle.

Y al fin volvió junto a ellos. Estela ya había tomado su decisión.

-Toma, guárdatela en el bolsillo. Y ahora... ¿quién quiere un cubatita? –se apresuró a decir para intentar zanjar definitivamente el tema.
-Yo tomaré Barceló con Coca Cola.
-Y yo White Label sólo con un poco de agua.

Parecía que el tema había quedado resuelto y allí siguieron conversando, riendo y pasando un rato de lo más agradable hasta llegar la noche.



Continuará...

Safe Creative #0906184035305

08 junio 2009

Consejos Van Y Vienen. O Los Tomas O Los Dejas (Parte 4ª)...

-Llevas toda la razón, Estela -asintió Samuel- Aunque al final da igual que lo que te diga el resto del mundo sea lo contrario o lo mismo. Uno decide hacer algo según se lo dicta su corazón, su cabeza o una mezcla de las dos cosas y el resto del mundo puede decir misa... Porque nadie escarmienta por cabeza ajena. Si erramos o acertamos es algo que sólo podemos comprobar por nosotros mismos, no por lo que los demás nos advierten. Aunque lleven razón y, lo que es peor, sepamos que la llevan...
-Es verdad- afirmaron los dos primos.
-Pero los consejos de Estela son punto y aparte –continuó Íñigo- no son como los consejos del resto de la gente, ¿sabes?
-¡Qué exagerado! –interrumpió ella, que ahora era la que estaba cortada escuchando decir eso a su primo.
-Yo soy un cabeza loca, eso ya lo sabéis los dos... Y no sabría darle demasiada explicación pero, como si de una corazonada se tratase, siempre seguí sus consejos durante toda mi vida. Y lo cierto es que siempre me he alegrado de haberlo hecho.

Iñigo se percató de nuevo de que Estela no dejaba de perder su mirada en la de Samuel y eso le desconcertaba. ¿Estará viendo algo y no se lo quiere decir? –pensó- ¿Qué le miras tanto a Samuel? - le preguntó sin poder seguir reprimiendo su curiosidad.
-Que los años le han sentado bien y está muy guapo –dijo ella un tanto esquiva en su respuesta.
-¡Anda, anda... tú sí que estás guapa! –exclamó Samuel rojo como un tomate.
-A mi no me engañas, ¡que te conozco! Has visto algo de su futuro, ¿a que sí?
-Anda, no digas tonterías; no he visto nada.
-¿Del futuro? ¡Uyy! Con todos mis respetos, Estela, pero ya sabes que no creo en esas cosas. Nunca he creído en nada de eso.
-No te preocupes, Samuel, tu opinión al respecto es tan respetable como la de aquellos que sí creen en ello.
-Venga, reconócelo. Cuéntale qué has visto en sus ojos. ¿Es sobre su próxima y pronta vida de casado? ¿Le va a ir bien? ¿Mal? ¿O es que ni siquiera va a llegar a casarse? ¿O quizá es alguna novedad laboral? ¿Una mejoría considerable? ¿ Un despido? ¿O a lo mejor es que..?
-Iñigo, ¿quieres dejar de ser tan pesado..?
No dejaba de preguntarle por todo; parecía infinitamente más entusiasmado que el propio interesado, tanto que al final su insistencia también acabó despertando en Samuel cierta curiosidad.

-Ya estoy un poco intrigado hasta yo. ¿Tienes algo importante que decirme, Estela? – le preguntó.
-¿Estás seguro de que querrías saberlo?
-Cuando a una pregunta se contesta con otra pregunta es que en realidad no se quiere responder –pensó Samuel al escucharla- Mmmm... No sé si querría, no.
-Pues entonces ya está todo dicho. Tú mismo... –contestó entre aliviada y preocupada...

Los ojos de Estela reflejaban una mezcla de misterio, malestar, interés, impotencia, duda y desconcierto que a Iñigo no había dejado de llamarle la atención desde hacía un buen rato. Sabía que ocultaba algo pero no sabía qué; aunque quizá fuera mejor dejarlo estar. A veces preguntar demasiado puede ser peligroso, pues puede que no nos guste nada la respuesta que hallemos...

Continuará...
Safe Creative #0906184035305

07 junio 2009

Un Nuevo Amor: El Gran Amor (Parte 3ª)...

Hubo momentos de la conversación en los que la fijación de Estela le parecía un tanto sospechosa: se quedaba mirando fijamente a Samuel como ausente, pensativa. Y miedo le daba cada vez que veía a su prima hacer eso, pues habitualmente significaba que algo importante bullía por su mente. Aunque en aquel momento no le dio importancia, al fin y al cabo también tuvo la sensación de que lo miró así a él un par de veces.

-Pues sabes, Estela, mañana he vuelto a invitar a cenar a Carla a casa; le tengo una sorpresa preparada: un fin de semana de turismo rural en la Sierra Norte, que no la conoce y sé que tiene muchas ganas de ir -dijo Íñigo.
-¿Carla? ¿Qué fue de Silvia entonces? ¿Y de Luisa? ¿Carla quién es? ¿Tu nueva conquista? Desde luego estás hecho un picaflor... ¿No vas a cambiar nunca? -desaprobaba Samuel con la cabeza.
-¡No me digas! Entonces parece que vas teniendo las cosas más claras, ¿no? -le preguntó Estela- ¡Me alegro!
-Esto... La verdad es que Carla me gusta. Me gusta mucho. No pensé que la echaría tanto de menos estos meses en Bruselas... –respondió Íñigo bajando la voz, como si temiera decirlo en tu tono habitual.
-¡Jaja..! ¡Míralo, Estela: casi no se le oye..! Está muerto de miedo... ¡Uyuyuy..! Eso es que no se esperaba que le fuera a gustar de verdad... ¡Y se está enamorando de ella!
-¡Pero, prima, dime algo! Que me miras remiras y no me dices nada. Desde luego no me acostumbraré nunca a tus miradas...-dijo algo nervioso.
-¡Ja, ja, ja..! –después de unos segundos de miradas clavadas que a Iñigo se le hicieron eternos, Estela le dijo guiñándole un ojo- Pues que ¡no seas tonto! Conozco a Carla desde hace años y es una mujer estupenda; es simpática, responsable, guapa, cariñosa, inteligente,... Es una mujer fascinante. ¡Sería un error que la dejaras escapar! ¿Por qué va a salir mal? ¡Adelante, no tengas miedo! ¿Qué temes tanto? Ahora quizá no, pero cuando pase el tiempo, te darás cuenta de que te estás haciendo viejo y sigues solo. Y ¡créeme! entonces te arrepentirás el resto de tu vida de no haber apostado por ella. Los grandes amores no pasan todos los días por delante de uno...

Continuará...

Safe Creative #0906184035305

05 junio 2009

El Reencuentro (Parte 2ª)...



“Diiiiiiin-Dooooooon”...

Estela no tardó en abrir la puerta. Ella también estaba deseosa de tener otra de las siempre interesantes tardes de café con su primo. Siempre había habido una complicidad especial entre ellos.

-¡Estela!
-¡Hola, cariño! ¡Hay que ver que cada día estás más guapo! –exclamó abrazándolo. Y mientras lo hacía, miró a Samuel.
¿Samuel? -sólo tardó unos segundos en reconocerlo- Pero...¡Qué grata sorpresa! No sabía que ibas a venir. ¡Cuánto tiempo!
-Sí: es que me dijo Iñigo que habíais quedado y no me pude resistir, que hace mucho tiempo que no nos vemos – le respondió en el abrazo.
-¡Claro, qué alegría! Pero bueno, ¿qué hacéis ahí parados? ¡Entrad! Pasad al salón y poneos cómodos. El café ya casi está... enseguida vuelvo.

En el salón predominaban los colores cálidos, con una decoración desenfadada, en la que resaltaban ciertos toques de la India. En una de las paredes había un cuadro del Taj Mahal: a Iñigo siempre le había encantado esa pintura. Se veía desde la entrada así que cada vez que iba a visitar a su pr
ima, nada más abrirle la puerta, recordaba su cuenta pendiente: ese viaje a la India que tanto tiempo llevaba en lista de espera. ¡Sin duda lo haría algún día!

La música de un recopilatorio del Budha Bar sonaba de fondo. La varita de incienso que Estela había puesto a quemar minutos antes ya empezaba a desprender un suave olor que a su vez se mezclaba con los exóticos aromas del café de canela que compró en el mercado de Greenwich en su último viaje a Londres y con el inconfundible y delicioso olor del bizcocho recién salido del horno: la famosa receta familiar había pasado ya por tres ó cuatro generaciones.

Lo cierto es que Estela tenía una casa con encanto. Cada pequeño detalle en el rincón más insospechado le daba ese toque tan acogedor; por eso sus amigos la elegían siempre como anfitriona.

Desde la cocina se la escuchaba....

-¡Ya voy para
allá, chicos! ¡Ya estoy yendo! –gritaba viniendo por el pasillo.
-Mmmm... ¿Bizcocho de la abuela? ¿Te he dicho alguna vez que te adoro, prima? –dijo entusiasmado llevándose ya el primer trozo de bizcocho a la boca.
-Bueno, no lo ha hecho la abuela ni me sale tan rico como el que ella hacía, pero como sé que el mío también te gusta mucho... –dijo guiñándole un ojo- Samuel: coge un trozo tú también, a ver si te gusta.
-¡Uy, sí, gracias! El bizcocho de tu abuela era conocido en todo el barrio y seguro que éste está riquísimo también –exclamó sonriente.

-Bueno, Iñigo, y ¿cuándo has vuelto de Bruselas? ¿Te quedas mucho tiempo?
-Volví hace un par de días. Ya hemos acabado el proyecto y todo ha salido perfecto así que, por fin, voy a poder relajarme un poco.
-¡Verdad! Que los últimos meses estuviste tan ocupado que apenas has parado. Ya era hora que pudieras bajar un poco el ritmo.
-¡Sí, por fin! Ahora me quedaré una buena temporada en Madrid: por lo menos hasta dentro de tres meses no tendré que volver a Bruselas.
-¿Y tú qué dices, Samuel? Que estás muy callado –le dijo Estela- ¿Qué tal te va todo? Cuéntame, ¿a qué te dedicas?, ¿casado?, ¿hijos?... Ya sabes, todas esas cosas...
-Pues yo muy bien. Acabé mis estudios de periodismo y la verdad que no me puedo quejar, no me ha faltado nunca el trabajo. Nada más salir de la universidad, entré en El Mundo. Allí estuve algo más de dos años: primero como becario y luego como redactor. Después me especialicé también en fotoperiodismo y me hice corresponsal, anduve de una ciudad a otra, me recorrí medio mundo. Una experiencia dura pero extraordinariamente enriquecedora.
-¡Vaya! Sin duda debió serlo, sí- respondió Estela.
-Sí, sí. Aunque hace un par de años lo dejé y de nuevo vivo aquí, trabajando para El País y colaborando en un programa de radio. Estoy muy satisfecho con lo que hago y no llevo una vida tan ajetreada como esos años de corresponsalía que no me dejaba hacer demasiados planes.
-Claro.
-Sigo soltero, aunque no por mucho tiempo: ¡me caso dentro de unos meses! -anunció esbozando una gran sonrisa- Ya es hora de formar una familia. Ya estamos en plena vorágine de preparativos.
-¡Genial!¡Enhorabuena! Ya veo que has aprovechado bien el tiempo. ¡Qué afortunada tu chica! Seguro que también es un encanto, aunque superar el tuyo es complicado, ¿eh...? –halagaba entre risas.
-Ay, gracias. ¡Lo es, lo es! ¡Marta es un sol, Estela! –respondió él un tanto sonrojado.
Estela se las apañaba siempre para intimidar a todo el mundo. Tal vez fuera su voz tan particular, la forma en que te hablaba, o puede que esa mirada tan expresiva: profunda, limpia y a la vez misteriosa, sugerente y única. Sin duda tenía algo especial en ella; en realidad era fascinación lo que producía en la gente.

-Pues yo me casé hace tres años con Darío, mi novio de toda la vida -prosiguió ella.

Y así continuaron charlando tan distendidamente durante horas recordando viejos tiempos de cuando salían en pandilla todos los chicos del barrio: los amores, las aventuras y desventuras, las trastadas, las fiestas, las anécdotas, los cotilleos... ¡toda una vida de recuerdos! Y también hablando sobre sus presentes y los planes que cada uno tenía.

Al contrario que Samuel, Iñigo era bastante observador: pocas veces se le escapaban los pequeños detalles, esos que casi nadie percibe; debía ser cosa de familia, pues su prima era igual también. Tenía la sensación de que algo raro pasaba, por eso hubo un detalle que le extrañó...

Continuará...


Safe Creative #0906184035305

03 junio 2009

Café Para Tres (Parte 1ª)...

-¿Iñigo, a qué hora me dijiste que habías quedado con Estela?
-A las cinco.
-Estupendo. En diez minutos paso a buscarte.
-Vale, ahora nos vemos. Ciao.
-Ciao.

Iñigo y Samuel eran amigos desde los siete años. Parecía que hacía dos días que jugaban al fútbol en el barrio, sin embargo, habían pasado ya veinticinco años.

Estela era prima de Iñigo. Prácticamente, se habían criado juntos pero, desde que a él le salió aquel trabajo en Madrid para una importante multinacional, sólo se veían unas cuantas veces al año, casi siempre, en reuniones familiares.

-¡Qué ganas tengo de verla! No nos vemos desde Navidad. –comentó Iñigo mientras subían en el ascensor.
-¡Y yo! Igual ni me reconoce... –Samuel también la conocía desde siempre pero hacía años que no la veía: por lo menos una década, desde que se fue a estudiar fuera.
-¡Anda ya, hombre! ¿Cómo no te va a reconocer?
-No sé... Yo es que como soy tan despistado siempre me creo que todo el mundo es igual –dijo Samuel entre risas.
-La de cosas que hay que contar para ponernos al día. Sobre todo tú, ¡jaja..!
-¡Verdad!
-Por cierto que a ver si está de ganas y además de ponernos al día
nos cuenta algo interesante...
-¿Algo interesante? ¿Y eso qué significa exactamente? -preguntó Samuel.
-Sí, hijo, ¿es que ya no te acuerdas? Lo de las miradas de Estela, ya sabes...
-Ah, eso.. ¡Bah, tonterías! Ya sabes que yo no creo en esas cosas, Iñigo...



Continuará...

Safe Creative #0906184035305