21 junio 2010

15 Años...

Cuando publiqué el post del sábado, titulado Hoy, tenía pensado continuarlo con lo que realmente significaba: el relato del recuerdo de una maravillosa e inolvidable experiencia que viví hace quince años y cuyo aniversario fue el día 19.

Cuando en el fin de semana me puse a escribirlo, de repente las musas que vinieron a visitarme le dieron un giro de 180º al papel y de mi mano empezó a salir, guiada por la divina inspiración, la continuación de un post que publiqué hace más de un año y que siempre fue muy especial para mi:
Maldito sea el destino. (¡ALTAMENTE RECOMENDABLE LEER ESTE POST PRIMERO!)

Así que el post que en un principio tenía en mente, va a esperar unos cuantos días más (ya os contaré de qué hace 15 años, jaja) y de momento os dejo la segunda parte de Maldito sea el destino. Espero que os guste, ya me direis qué os ha parecido.


15 AÑOS

Hoy hace quince años.
¡Parece mentira que haya pasado tanto tiempo!

Cuando el destino decidió apartarte de mi lado para siempre en aquella maldita carretera creí que mi vida se marchaba contigo también. ¡Algo dentro de mí cambió para siempre! El dolor me apretaba tan fuerte el pecho que a veces sentía ahogarme sin remedio y que mi corazón dejaba de latir.

No fui consciente de que te habías ido hasta que fueron pasando los días y los meses; de repente empezaba a darme cuenta de que los pequeños detalles ya no eran como habían sido siempre... La pasta de dientes ya no se secaba por estar mal cerrada, ni el inodoro tenía la tapadera levantada nunca; ya no había peleas de cojines por conseguir el mando de la tele, ni nadie que se comiera a medias conmigo el bol de palomitas cuando veía alguna película en casa; ya no había nadie que me dejara notas en la nevera, ni que me diera mimos y caricias antes de dormir. ¡Y tantas y tantas pequeñas cosas que un día desaparecieron sin más!

Durante mucho tiempo el lento caminar de las agujas del reloj me arañó sin compasión haciendo de mi piel jirones que eternizaban mi agonía. Con tu adiós inesperado los pilares de mi fe sufrieron una tremenda sacudida y me rebelé contra todo y contra todos por no entender por qué me había tenido que pasar algo tan horrible. Una rabia incontrolable se apoderó de mí haciendo que sólo fuera capaz de odiar a todo el que veía feliz a mi alrededor... “¿Por qué ellos sí y yo no?”, me preguntaba una y otra vez sin hallar respuestas que calmaran mi pesar. ¡Tardé mucho en comprender que ese odio sólo me hacía más daño, acrecentando mi dolor!

Mi familia siempre estuvo ahí. A pesar de que muchas veces les hice daño con mis palabras iracundas, jamás me desampararon ni dejaron de darme todo su amor, su apoyo y su cariño. ¡Estoy segura de que tienen ganado el cielo por haber aguantado mis depresiones con tanta paciencia!

Fuiste el primer hombre que me quiso y al que quise de verdad; decidimos declarar nuestro amor ante Dios y nos amamos hasta que la muerte nos separó. Llegué a creer que la vida no me daría más oportunidades: que jamás reharía mi mundo y que no volvería a ser feliz porque la herida no cicatrizaría nunca. ¡Siempre ocuparás un lugar más que especial en mi corazón!

Hoy hace quince años de aquel día fatídico y he sentido la necesidad de venir a verte. Pocas veces he sido capaz de hacerlo a lo largo de todos estos años: ¡era demasiado doloroso!

Sé, porque alguna vez lo habíamos hablado, que siempre deseaste que rehiciera mi vida con alguien que me quisiera tanto como me querías tú a mi si alguna vez te pasaba algo. Hoy vengo a verte porque quiero contarte que soy feliz. ¡Presiento que lo sabes y que te alegras desde donde quiera que estés! Hace siete años la vida me puso en el camino a alguien muy especial... mi marido Jorge. Me ama con locura. ¡Yo también lo amo a él! Y es un padre maravilloso... mi hija Estrella te encantaría, es una niña genial. Te confortará escuchar que Jorge me trata tan bien como lo hacías tú y que es un gran hombre, ¡intuyo que hubierais congeniado!

A veces tengo la sensación, cuando el peligro me acecha, de que me coges de la mano y me apartas de él. Siento que cuidas de mí como el mejor ángel de la guarda que pudiera tener.

Algún día nos reencontraremos, ¡estoy segura!
¡Ojalá seas tan feliz allá donde estés como lo soy yo aquí!



Un beso muy fuerte, cariño...
Safe Creative #1006216644662

POR SI A ALGUIEN LE QUEDA ALGÚN MÍNIMO RESQUICIDO DE DUDAS
QUIERO DEJAR CLARO QUE:

¡ESTA HISTORIA NO ES AUTOBOGRÁFICA!

AFORTUNADAMENTE A LA AUTORA DE ESTE BLOG
NUNCA LE HA PASADO ALGO NI REMOTAMENTE PARECIDO.

LOS PERSONAJES SON TOTALMENTE FICTICIOS, CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA.

SIMPLEMENTE HE INTENTADO PONERME EN LA PIEL DE ALGUIEN QUE PASA POR UN TRANCE TAN DRAMÁTICO E INTENTAR IMAGINAR QUÉ SENTIMIENTOS PUEDE TENER EN EL MOMENTO DE LA DESGRACIA Y HASTA 15 AÑOS DESPUÉS.

Y TRAS UNA CONVERSACIÓN CON ALGUIEN QUE CONOZCO, ME CONSTA QUE NO HE ESTADO MUY DESENCAMINADA EN MI EMPATÍA.

VAYA POR DELANTE DECIR QUE LA INVENCIÓN DE ESTA HISTORIA ESTÁ HECHA DESDE EL MÁXIMO DE LOS RESPETOS HACIA TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE HAYAN VIVIDO ALGO ASÍ; Y POR SUPUESTO, CON LA INTENCIÓN DE SOLIDARIZARME CON ELLAS Y HACERLES LLEGAR UN MENSAJE ESPERANZADOR CON EL QUE CREER FIRMEMENTE QUE UNO PUEDE REHACER SU VIDA Y VOLVER A SER FELIZ A PESAR DE LOS GOLPES DUROS QUE A VECES DA LA VIDA.

19 junio 2010

Hoy...

¡Hoy hace 15 años!

¡¡¡Parece mentira que haya pasado tanto tiempo!!!

CONTINUARÁ...

11 junio 2010

Te Odio...


El Café Parole está a rebosar. Para algunos es una noche como otra cualquiera. Para otros no tanto... Apenas sin darse cuenta Ana y Leo empiezan a hacerse confesiones el uno al otro...

-¡Te odio!

-Eso es lo que tú te crees, en realidad no me odias...¡Me amas!

-Lo sé desde el primer momento en que te vi. Me recuerdas a la mujer de la que estuve enamorado durante años y jamás me hizo ni caso. ¿Por qué ni una mirada? ¿Tan invisible soy?

-Porque una mirada es una ventana abierta de par en par al alma y eso te hace vulnerable...

-¿Vulnerable? ¡No sabes de lo que hablas!, quiero verte en mi piel; jamás comprenderás lo que siento.

-Y tú jamás me comprenderás a mi: no tendrás la paciencia suficiente, soy demasiado complicada...

-¡Y por eso te odio!

-¡Y también por eso me amas!

-¿Te amo? ¿Te odio? ¡Cuántas veces me lo he preguntado..! Tan lejos, pero he aprendido a vivir contigo lejos de mi.

-¿Y te echas de menos?

-¡No tanto como a ti!

-No te creo...

-Ese fue nuestro problema: jamás me creíste. Han pasado los años... Dime, ¿no te arrepientes?

-A veces...

-Por tanto es verdad... ¡Te arrepientes! ¿Y de qué nos ha servido?

-Tal vez para ahorrarnos dolor.

-¿Entonces te espero en casa?

-¿Tú qué crees? Hace un rato que he contestado a tu pregunta...

-¡¿Y por qué tardas tanto?! La cama está vacía sin ti.

-Mi tardanza tiene explicación: el miedo me paraliza cuando me doy cuenta de que hay cosas que no puedo controlar.

-¡El miedo, el maldito miedo!... ¿Alguna vez te dejarás llevar? ¿Cuántas veces te di la mano? ¿Cuántas veces la rechazaste? ¡¿Hasta cuándo?!

-¡Hasta que deje de ser tonta!

(Silencio: por unos instantes no hay palabras, sólo miradas que lo dicen todo...)

-Pide la cuenta y pregunta en la barra si te darían un poco de hielo, que se me acabó ayer. Te espero en el coche...

-¿Y qué hago con la moto?

-¡Mañana la recoges, tonto!

-¿Estás segura?

-¡Créeme, en este momento eso es lo último en lo que estoy pensando!

-Pues entonces estamos perdiendo el tiempo; mírame y ¡dime algo..!

-¿Acaso hace falta que mi boca hable cuando mi cuerpo está gritando a toda voz?

-Te lo creerás o no, pero igual... ¡me sigue dando miedo!

-¿Entonces dónde queda lo de “dejarse llevar”? Sabía que no debía creerte... ¡Mentiroso!

-¡Touché! ¡Tienes razón!... ¿Tu coche o mi moto...?

Safe Creative #1006116566903