Hay una letra de tango que dice... “Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. El que tenga esas tres cosas que le dé gracias a Dios. Pues con ellas uno vive libre de preocupación”.
Y lleva razón. Esas son las tres cosas más importantes que hay en esta vida. Aunque, probablemente, cada persona las coloca en diferente puesto según su escala vital de prioridades.
Está claro que el dinero es algo sumamente importante en esta vida. De hecho, por muy poco romántico que suene, es imprescindible. Pues, de momento, hasta ahora nadie ha sido capaz de alimentarse del aire o pagar la hipoteca demostrándole mucho amor al banco... Sin embargo, hay mucha gente viviendo por debajo del umbral de la pobreza que apenas tiene para comer y vestirse y, a pesar de todo, no les falta una sonrisa en la boca y les falta tiempo para ofrecerte y compartir contigo lo poco que tienen. Son capaces de ser felices; son felices con lo que tienen y con lo que son.
Por otro lado está la salud. ¿De qué sirve tener mucho dinero y mucho amor si uno no tiene la salud necesaria para disfrutarlos? Ahora bien, si uno reflexiona un poco sobre el tema, no es tan sencilla la cosa...
Por un lado, muchas veces, el amor puede hacer milagros con los problemas de salud. Y no sólo el amor de tus seres queridos que, indudablemente, es un pilar fundamental de apoyo para afrontar una situación tan difícil, dura y complicada como es una enfermedad, sino también el amor a la vida. La vitalidad, las fuerzas para luchar y esas ganas tremendas de vivir, de agarrarse fuerte a la vida pueden hacer que una persona consiga vencer la enfermedad. Mi padre se dedicó durante muchos años a la radioterapia y se lo he escuchado decir muchas veces: hay pacientes que se han salvado por las ganas tan inmensas que tenían de seguir viviendo, de seguir luchando; y eso ha sido lo que los ha salvado, el no venirse abajo y dejar que la enfermad se adueñara de ellos y se los comiera.
Y así mismo, bien es verdad que, muchas veces, gracias al dinero se puede gozar de una mejor salud, gracias a que uno puede acceder a tratamientos o a médicos que, quizá, sin dinero no podría. Por ejemplo, pudiendo viajar a países donde están los mejores médicos para tratar una determinada enfermedad o, simplemente, pudiendo costearse ciertos tratamientos (bastante caros, por lo general) que, desgraciadamente, la Seguridad Social no cubra y que pueden mejorar tu calidad de vida.
Se me vienen a la mente dos personas: Rocío Jurado y José Carreras. Ambos viajaron al extranjero para ser tratados de sus enfermedades. Cierto es que, al final, a Rocío Jurado el cáncer le ganó la batalla, a pesar de todo el dinero que empleó en intentar vencerlo. Se dice que no existen enfermedades sino enfermos, pues cada paciente es un mundo y la enfermedad se desarrolla de una manera en cada uno, entrando infinidad de factores diferentes en juego. Pero mira, a José Carreras, el dinero sí que le sirvió para vencer la enfermedad. ¿Y quién sabe, si lo hubiera podido conseguir de no haber sido por eso? Hay un refrán que dice que “las penas con pan, son menos penas...”
Y por último, está el amor. San Pablo en su Primera Carta a los Corintios considera el amor como lo más grande, lo más importante. [... Si no tengo amor, no soy nada...]. Porque el amor todo lo soporta, es paciente, desinteresado, servicial, verdadero.
Amor a un padre y una madre, a un hijo, amor a una pareja, a un hermano, amor a un amigo, a la naturaleza, amor a la vida, a lo que uno hace... Creo que el hombre sería incapaz de vivir sin amor, aunque sólo fuera una pizca. Porque el amor es el sentimiento más grande del mundo. Porque el amor, si lo buscamos, está en todas partes.
El amor es el motor que mueve a las personas, el motor que mueve el mundo a pesar de que, a veces, parezca que es el odio quien lo mueve. La fe es capaz de mover montañas, pero yo creo que el amor también es capaz de moverlas.
Todo esto me lleva a pensar también en la felicidad. Hay personas que apenas tienen dinero y son felices. Y personas multimillonarias que son infelices. Hay personas que no tienen buena salud y, a pesar de ello, han sabido afrontarlo con valentía, con fuerzas, con esperanza o con fe, y son felices a pesar de la enfermedad. Y personas con una salud de hierro que son infelices. Hay personas que no tienen todo el amor que desearían en sus vidas, porque no tienen a alguien a quien amar, o porque las personas queridas ya no están, y son felices. Y personas que gozan del amor fraternal y de pareja y, sin embargo, tampoco son felices. Y hay personas que, a pesar de tener la suerte de tener las tres cosas, no son capaces de disfrutar de ello y, por tanto, en realidad tampoco son felices.
Así que, no sé si la felicidad depende de las tres cosas (salud, dinero y amor), si sólo depende de alguna de ellas, o si no depende de ninguna. Quizá la felicidad no está fuera, sino dentro de uno mismo. Quizá la felicidad es una actitud y no una circunstancia. ¡Ojalá supiera la receta! De seguro, la compartiría con todos vosotros.
En mi escala vital de prioridades yo pondría el dinero en el tercer puesto, pero asignar los otros dos puestos creo que me costaría mucho, pues es tan importante el amor! Pero es que, es tan importante la salud! Así que sí, el tango dice una gran verdad: quien tenga esas tres cosas que le dé gracias a Dios. A Dios o a quien o lo que quiera, si no cree en Él.
ACTUALIZACION: 24/04/2008
Todos habéis dicho algo que me ha hecho reflexionar. Me habéis aportado matices que, quizá no me había planteado o, al menos, no del todo. Así que, de verdad, muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Creo que está resultando un debate bastante provechoso! :D
Haciendo una relectura de lo que escribí y también de vuestros comentarios. Creo que llego una conclusión. Mi escala vital de prioridades sería más o menos así:
1º puesto: para la SALUD y el AMOR FRATERNO. Considero ambas cosas TAN importantes que no tengo más remedio que colocarlas en un primer puesto. Quizá colocaría la salud un pelín más adelantada, en el sentido de que, aunque la falta en mi vida de amor fraternal sería durísima, la falta de salud lo sería aún más.
2º puesto: para el AMOR CONYUGAL O DE PAREJA. Lo que apuntó Alfonso es totalmente cierto. Aunque es muy importante, el amor conyugal no es estrictamente necesario. De este no tengo yo y bueno, no es algo que me impida sentirme bien conmigo misma y con mi vida; aunque sí que es verdad que, a veces, se echa en falta (las cosas como son..)
3º puesto: para el DINERO. Siendo algo, agraciada o desgraciadamente, sumamente importante en la supervivencia, creo que sería lo que menos me importaría que no me sobrara. Prefiero tener preocupaciones económicas que preocupaciones por problemas de salud míos o de mis seres queridos.