Hace mucho que no hago ninguna crítica en mi blog. Es increíble la poca consideración que tiene muchísima gente. Y me explico... Parece ser que hay personas que cuando van a visitar a un enfermo al hospital se creen que están en una cafetería.
Muy recientemente, he pasado varios días acompañando a mi madre en el hospital y me he quedado alucinada con el poco respeto que se tiene hacia los enfermos y también con el poco empeño que pone el propio hospital para que sus pasillos y habitaciones dejen de ser un continuo ir y venir de gente que va a visitar a los pacientes.
Al ingresar en el hospital, te dan un pase de acompañante y otro de visitante, con el que sólo puede entrar una persona puesto que, oficial y supuestamente, en las habitaciones sólo puede haber dos personas por enfermo. Pues bien, en siete días, yo no he visto pedir el pase a ninguna de las cientos de personas que diariamente entran y salen del hospital.
En consecuencia, los enfermos reciben todas las visitas que se encarte que, por supuesto, siempre son muchas porque, al menos, en el sur, la gente es “mu cumplía”. Ésta es otra de las cosas que me cuesta entender...
Hay visitas que van a verte al día siguiente de que te hayan operado o, incluso, ese mismo día. A ver, señores, ¿cómo se puede tener tan poca idea? ¿Tan difícil es entender que de lo que menos ganas tiene una persona que está recién operada (y que, por tanto, aún está medio atontada por la anestesia, probablemente, con una fatiga continua y dolorida por todos sitios) es que vayan a verla? Y entiéndase “verla” como sinónimo de “molestarte, marearte, ponerte nerviosa y similares”...
Pues no, parece ser que hay gente que eso no lo tiene en cuenta, así que, allí que se planta cuanto antes a visitarte. Y cuando llega, te pone el bolso y el abrigo en el filito de la cama, o se apoya en ella y te la mueve (y al moverte con cierta brusquedad, te da un latigazo la herida), y te marean porque hay cuatro ó cinco personas alrededor de tu cama, y te ponen la cabeza tarumba porque como el enfermo no está para mucha conversación, pues las visitas se ponen a hablar entre ellas (a tu vera) y, sin darse cuenta, cada vez van subiendo más y más el tono de voz y, lógicamente, el aumento del volumen del jaleo que hay en la habitación es directamente proporcional al mareo del enfermo que, poco a poco, se va poniendo más nervioso porque como no tiene bastante por estar fastidiado con el post-operatorio, encima tiene que aguantar todas estas incomodidades que generan las visitas.
Por supuesto que es de agradecer que la gente se interese por tu estado de salud y por cómo te encuentras después de una operación pero, bueno, tampoco pasa nada por que te enteres de cómo ha ido todo llamando a los familiares, que la visita no es imprescindible. Que de seguro el enfermo no se va a enfadar porque no vayas a verlo y no le lleves bombones...
Mi padre ha trabajado en un hospital más de treinta años y dice que esto antes no era así. Antes el tema de las visitas estaba mucho más controlado. Había un horario de visitas (actualmente, también lo hay –de 16’00 a 20’00- aunque nadie lo sepa ni lo cumpla...) durante el cual, sólo podía haber una visita (y el acompañante) por cada enfermo y cuando se acababa la hora de visitas, pasaba un celador o una enfermera para echar a todo el mundo de las habitaciones. Y no había más que hablar. Pero empezaron a ser cada vez más y más flexibles y (muy desacertadamente) dejaron de proceder de esta manera. Con lo cual, entre tus visitas y las del paciente de la cama de al lado porque, por supuesto, las habitaciones son compartidas, pues eso, que hay momentos del día en que las habitaciones de hospital se parecen más a una cafetería que a una habitación de hospital.
Lo de las llamadas es otra... Tampoco entiendo cómo la gente puede llamar y llamar, sin importar la hora que sea. Ah claro, será que como el paciente va a estar en la habitación de todas formas...
Por la cama de al lado han pasado tres personas y la segunda de ellas fue tremenda. Ella, todos los que vinieron a verla o a acompañarla y todos los que la estuvieron llamando entre las tres y las cinco de la tarde al teléfono de la habitación (Si no me levanté a coger el puto teléfono diez veces, no me levanté ninguna! Me pregunto cómo se puede tener tan poco decoro para llamar a esas horas en las que, lo más probable es que los enfermos – y también sus acompañantes, que están reventados de llevar horas y horas en un incómodo sillón- se hayan quedado dormidos un ratito!). Menos mal que sólo estuvo un día y medio porque, ¡vaya tela...! Lo malo es que fue justo en las 48 horas posteriores a la operación de mi madre, es decir, las peores.
¡Yo es que alucinaba con la mujer! Era la típica que se cree que es graciosa y tiene la gracia en la punta del pie, la típica que cuando habla quiere que todo el mundo esté pendiente de ella. La mujer, que se sometía a una intervención leve (sólo con epidural y por láser), la subieron a la habitación después de su intervención y, como se encontraba muy bien, venía hablando por el móvil. Debía haberse quedado pegada a él porque no lo soltó en toda la tarde; también lo alternaba con el teléfono de la habitación y, a veces, incluso hablaba con los dos a la vez, uno por cada oreja. ¡Una pasada! Y me parece genial que tuviera tanta gente que la quiera y se preocupara por ella pero, joder, ten un poquito de consideración con la paciente que está a tu lado, que tú te encuentras fenomenal pero ella quizá no se encuentra tan bien como tú, no? Llegó un momento en que tuve que llamarle la atención y decírselo porque es que era ya un descaro el jaleo que tenía charlando con sus dos hijas, que estaban allí con ella y con una visita. A partir de ese momento, ya medio se comportó el resto del tiempo que estuvo en la habitación pero, eso, que menos mal que se fue pronto porque vaya petarda de tía...
Así que, si ya de por sí solía ser bastante respetuosa cada vez que he ido a ver a alguien a un hospital y si ya de por sí me abstenía de ir a verlo los primeros días, que son los que más fastidiado está el paciente, pues ahora que lo he vivido desde el otro lado, mucho más.
No sé si esta crítica servirá para algo más que mi propio desahogo pues no es que la vayan a leer mil personas pero, al menos, seguro que a más de uno de vosotros os hará pararos a pensarlo por un momento.
Por último, quería decir una cosa. Preferiría que los comentarios no se centraran en lo que este post tiene de personal sino en la crítica que hago. Mi madre, bien, gracias :) (que sé que me vais a preguntar), ya está en casa recuperándose.
Intentaré ir contestando a ratitos que vaya sacando, que este mes tengo mucho curro y poco tiempo para bloguear aquí y en vuestros blogs.
Muy recientemente, he pasado varios días acompañando a mi madre en el hospital y me he quedado alucinada con el poco respeto que se tiene hacia los enfermos y también con el poco empeño que pone el propio hospital para que sus pasillos y habitaciones dejen de ser un continuo ir y venir de gente que va a visitar a los pacientes.
Al ingresar en el hospital, te dan un pase de acompañante y otro de visitante, con el que sólo puede entrar una persona puesto que, oficial y supuestamente, en las habitaciones sólo puede haber dos personas por enfermo. Pues bien, en siete días, yo no he visto pedir el pase a ninguna de las cientos de personas que diariamente entran y salen del hospital.
En consecuencia, los enfermos reciben todas las visitas que se encarte que, por supuesto, siempre son muchas porque, al menos, en el sur, la gente es “mu cumplía”. Ésta es otra de las cosas que me cuesta entender...
Hay visitas que van a verte al día siguiente de que te hayan operado o, incluso, ese mismo día. A ver, señores, ¿cómo se puede tener tan poca idea? ¿Tan difícil es entender que de lo que menos ganas tiene una persona que está recién operada (y que, por tanto, aún está medio atontada por la anestesia, probablemente, con una fatiga continua y dolorida por todos sitios) es que vayan a verla? Y entiéndase “verla” como sinónimo de “molestarte, marearte, ponerte nerviosa y similares”...
Pues no, parece ser que hay gente que eso no lo tiene en cuenta, así que, allí que se planta cuanto antes a visitarte. Y cuando llega, te pone el bolso y el abrigo en el filito de la cama, o se apoya en ella y te la mueve (y al moverte con cierta brusquedad, te da un latigazo la herida), y te marean porque hay cuatro ó cinco personas alrededor de tu cama, y te ponen la cabeza tarumba porque como el enfermo no está para mucha conversación, pues las visitas se ponen a hablar entre ellas (a tu vera) y, sin darse cuenta, cada vez van subiendo más y más el tono de voz y, lógicamente, el aumento del volumen del jaleo que hay en la habitación es directamente proporcional al mareo del enfermo que, poco a poco, se va poniendo más nervioso porque como no tiene bastante por estar fastidiado con el post-operatorio, encima tiene que aguantar todas estas incomodidades que generan las visitas.
Por supuesto que es de agradecer que la gente se interese por tu estado de salud y por cómo te encuentras después de una operación pero, bueno, tampoco pasa nada por que te enteres de cómo ha ido todo llamando a los familiares, que la visita no es imprescindible. Que de seguro el enfermo no se va a enfadar porque no vayas a verlo y no le lleves bombones...
Mi padre ha trabajado en un hospital más de treinta años y dice que esto antes no era así. Antes el tema de las visitas estaba mucho más controlado. Había un horario de visitas (actualmente, también lo hay –de 16’00 a 20’00- aunque nadie lo sepa ni lo cumpla...) durante el cual, sólo podía haber una visita (y el acompañante) por cada enfermo y cuando se acababa la hora de visitas, pasaba un celador o una enfermera para echar a todo el mundo de las habitaciones. Y no había más que hablar. Pero empezaron a ser cada vez más y más flexibles y (muy desacertadamente) dejaron de proceder de esta manera. Con lo cual, entre tus visitas y las del paciente de la cama de al lado porque, por supuesto, las habitaciones son compartidas, pues eso, que hay momentos del día en que las habitaciones de hospital se parecen más a una cafetería que a una habitación de hospital.
Lo de las llamadas es otra... Tampoco entiendo cómo la gente puede llamar y llamar, sin importar la hora que sea. Ah claro, será que como el paciente va a estar en la habitación de todas formas...
Por la cama de al lado han pasado tres personas y la segunda de ellas fue tremenda. Ella, todos los que vinieron a verla o a acompañarla y todos los que la estuvieron llamando entre las tres y las cinco de la tarde al teléfono de la habitación (Si no me levanté a coger el puto teléfono diez veces, no me levanté ninguna! Me pregunto cómo se puede tener tan poco decoro para llamar a esas horas en las que, lo más probable es que los enfermos – y también sus acompañantes, que están reventados de llevar horas y horas en un incómodo sillón- se hayan quedado dormidos un ratito!). Menos mal que sólo estuvo un día y medio porque, ¡vaya tela...! Lo malo es que fue justo en las 48 horas posteriores a la operación de mi madre, es decir, las peores.
¡Yo es que alucinaba con la mujer! Era la típica que se cree que es graciosa y tiene la gracia en la punta del pie, la típica que cuando habla quiere que todo el mundo esté pendiente de ella. La mujer, que se sometía a una intervención leve (sólo con epidural y por láser), la subieron a la habitación después de su intervención y, como se encontraba muy bien, venía hablando por el móvil. Debía haberse quedado pegada a él porque no lo soltó en toda la tarde; también lo alternaba con el teléfono de la habitación y, a veces, incluso hablaba con los dos a la vez, uno por cada oreja. ¡Una pasada! Y me parece genial que tuviera tanta gente que la quiera y se preocupara por ella pero, joder, ten un poquito de consideración con la paciente que está a tu lado, que tú te encuentras fenomenal pero ella quizá no se encuentra tan bien como tú, no? Llegó un momento en que tuve que llamarle la atención y decírselo porque es que era ya un descaro el jaleo que tenía charlando con sus dos hijas, que estaban allí con ella y con una visita. A partir de ese momento, ya medio se comportó el resto del tiempo que estuvo en la habitación pero, eso, que menos mal que se fue pronto porque vaya petarda de tía...
Así que, si ya de por sí solía ser bastante respetuosa cada vez que he ido a ver a alguien a un hospital y si ya de por sí me abstenía de ir a verlo los primeros días, que son los que más fastidiado está el paciente, pues ahora que lo he vivido desde el otro lado, mucho más.
No sé si esta crítica servirá para algo más que mi propio desahogo pues no es que la vayan a leer mil personas pero, al menos, seguro que a más de uno de vosotros os hará pararos a pensarlo por un momento.
Por último, quería decir una cosa. Preferiría que los comentarios no se centraran en lo que este post tiene de personal sino en la crítica que hago. Mi madre, bien, gracias :) (que sé que me vais a preguntar), ya está en casa recuperándose.
Intentaré ir contestando a ratitos que vaya sacando, que este mes tengo mucho curro y poco tiempo para bloguear aquí y en vuestros blogs.
19 comentarios:
Hola, Angie, he venido a conocer tu blog y me ha gustado, así que me verás más veces por aquí.
Estoy de acuerdo contigo con lo que dices.
Te mando un rampybeso enorme.
Rampy
RAMPY:
Hola! Pues me alegro que así sea! Yo te conozco de verte en blog amigos, prometo ir a verte pronto.
Ah, y me alegra saber que no soy la única que piensa todas estas cosas que digo en el post!
Un beso. Angie.
Ya se lo que me dices, mi madre tambien trabaja en un hospital...jeje. Yo nunca estao ingresada, pero cuando estoy enferma en casa (que suele ser a menudo jaja), te llama tu madre, tu tia, tu novio, y hasta tu perro xD Y tu solo quieres dormir!!!!^^
HAPPY EYES:
Vamos, y el osito de peluche no te llama porque no puede que si no, jajaja....
Un besito, guapa!
Pues que quieres que te diga. A mi me han operado ya varias veces, y me encanta que vayan a visitarme. Supongo que depende de la persona.
Lo más importante ¿tu madre bien?
FMB:
A mi me parece bien que se visite a los pacientes, sobre todo cuando llevan ya varios días en el hospital y ya están mejorcitos y si les llega una visita pues es un rato de aburrimiento que se quitan de encima porque las horas de hospital pasan muy lentamente. Lo que no me parece tan bien es que, a veces, se nos olvide que estamos en un lugar donde la gente no está de vacaciones sino que está pasando unos días chunguillos, y hagamos toda esta serie de cosas que he explicado en el post y que lo único que hacen es incomodarlos más de lo que ya están, al menos, en los días más críticos (las 48 horas siguientes). No sé, como tú dices, no todo el mundo pensará igual que yo, claro, pero yo la verdad es que lo veo así.
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AGATA:
Sí, recuperándose poco a poco en casa, guapa.
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BESOS A LOS DOS.
ANGIE.
Pues llevas mucha razón, yo por desgracia llevo casi 3 años entrado y saliendo de hospitales por mi padre y mi madre, al principio no decía nada, ya que bienen a ver a mi padre o a mi madre para preocuparse de como estaban, pero ya un día y después de operar a mi padre, cuando estaba recien salido de quirófano y acababa de llegar a la habitación, había tres o cuatro personas esperando para verle, salí fuera y les dije que se fueran, que mi padre estaba mareado y no tenía ganas de ver a nadie, alguno me miro mal he incluso una hermana de mi padre dijo que ella entraba, que no le hablaba pero que por lo menos le tenía que ver, le dije que no, se enfado conmigo pero me dio igual.
Un beso
qué poca consideración tienen algunos.Es igual que cuando vas a dar a luz,no veas el pollo que se forma en la habitación y más cuando te han hecho una cesarea y no tienes ganas de ver a nadie o te toca alguien al lado dandote por cu...todo el tiempo.
Deberían regular estas cosas,que un hospital no es una cafetería coño!
Ne alegra saber que todo ha salido bien.Un besazo
ESTEBAN:
Desde luego entiendo perfectamente que hicieras eso, ¡yo lo hubiera hecho también!y quien se enfade por eso... pues que beba agüita... que lo importante es el bienestar del paciente, porras!
Ojalá que en lo venidero tengáis que pisar el hospital lo menos posible! :) Un besito!
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S:
ufff, lo de las parturientas es tremendo! Hay que ir a ver al bebé nada más nacer aunque la madre esté hecha un trapo! Será por días que va haber para ver y disfrutar de la dulce criaturita...
Otro besote para ti, sushi de mis entretelas!
yo debo ser un desaborio... al hospital ni de visita!
Tienes toda la razon en lo que comentas en la entrada.
Besos.
Que madre se mejore.. Cuanta razon tienes. Nada como experimentar en carne propia para darse cuenta de las cosas..
besos volando
Druida
En Jerez, se puso un horario, para evitar esto, y no veas, si por poco tuvo que venir el ejército para organizar aquello.
Es imposible. Es cuestión de educación y somos los familiares de los enfermos los que tenemos que imponernos. Yo me he llevado mucho tiempo allí como sabes, y bueno, suscribo lo que dices, y te puedo contar que ha habido días en los que no me pude sentar porque las visitas se sentaban cuando llegaban. Con lo cual, te llevabas toda la noche sin dormir pendiente de mi hermana, de los goteros y eso, y luego de día, DE PIE todo el día, porque no te dejan.
Pero vamos que yo tengo morro, y muchas veces he echado a la gente fuera y he dejado la habitación vacía,
Y también he tenido la cara de preguntar a qué vienes al hospital a ver a mi hermana si a mi casa nos has venido nunca.
En fin.
Y del tabaco en la escalera de incendios, ni hablemos.
No tiene solución. O se pone un tanque en el pasillo con orden de disparar.
Eso en vez de un hospital, parece un elefante en una cacharreria.....
Cuando alguién esta enfermo todos queremos verle o hacerle una visita pero pasado los cinco primeros minutos nos olvidamos de donde estamos...
Si estas convaleciente lo que mas deseas es descansar, asi que lo mejor son las visitas cortas,,
Angie,
Ante todo, me alegro de que todo vaya a mejor.
Y hoy que me coges con cabreo social por este sistema y esta falta de educación que tenemos en este país, leo tu entrada y más me enciendo. Entre otras cosas porque viví algo parecido y no entendía exactamente esa actitud.
El pasado 28 de agosto a mi padre le dio un infarto (ahora está bien, gracias) y estuvo 15 días en el hospital, los 6 primeros en la UCI. En el tiempo de la UCI, mi madre, o quien nos tocara (pero a mí me dolía mi madre, por edad y eso) podía quedarse en una sala con sillones para acompañantes, uno por enfermo. Bueno, pues había allí una familia ENTERA, junto con los vecinos, que tenía cogida toda la sala, y mi madre la primera noche, que ella no tose por no molestar, pasó la noche sin ni siquiera un sitio donde sentarse.
Luego la experiencia de la habitación fue como la tuya, yo indignada, pero me temo que hay mucho de mentalidad, porque mi madre estaba agradecida por las atenciones mientras me decía que estaba yo "muy rebele". ¡coño! ¡pues no ves que el enfermo está mal!!
Ay Dios.
Siento ese calvario que has pasado, por todo el conjunto.
Ahora descansa.
un besote
Angie que tal? Y tu madre? jejeje...Tienes toda la razón querida amiga los hospitales se han convertido en verdaderas entradas y salidas de personas..mas bien parcen una estacion de trenes..Y alli hay personas y profesionales que trabajan para recuperar a alguien que lo que menos quiere es que se les llene la habitacion de un corrillo de criticones de tres al cuarto..en fin a ver como se remedia esto..Un beso guapa...
Iba a preguntarte por tu madre pero he llegado al final del texto y como eres una borde ahora ni te pregunto jajaja.
En fin, algunos no entenderán esta entrada, yo también opino que es bonito que vengan a visitarte, como menciona el amigo FBM, pero la clave creo que está en que en el sur somos muy pero que muy gritones. Supongo que en todos lados cuecen habas pero aquí se habla a grito "pelao" y puede haber hasta veinte personas metidas en una habitación.
Pero lo que realmente a mí me crispa es la cantidad de gente que habla por el móvil en los pasillos del hospital como si estuvieran en una feria.
Saludos a grito pelao!
ME CAGO EN LA PUTA QUE SE ME HAN BORRAO TODAS LAS RESPUESTAS!!!! NUNCA APRENDERÉ A DARLE A COPIAR ANTES DE ENVIAR, COÑO!!
TITANIC:
Nada, nada, no tener que pisar el hospital es la mejor señal de todas!
Me alegra verte por aquí de nuevo!
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DRUIDA:
¡Vaya! Dsifrutar/sufrir las cosas por uno mismo es la mejor forma de comprenderlas 100%!
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ALFONSO:
Yo no creo que echar a la gente de la habitación en un momento determinado sea tener morro. Si no se tiene la delizadeza de pensar en que tal vez el enfermo esté un poco mareado con tanta gente allí dentro es de lo más lógico que sí que la tengan las personas que se pasan allí las horas al pie del cañón cuidando al enfermo!
Lo del tabaco, yo concretamente no he visto a nadie fumar en el hospital, todos estaban en la calle, pero seguro que algún listillo habrá que se lo fuma en las escaleras o en el baño...
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MARURI:
Esa es la cosa, que entramos muy sigilosos para ver cómo nos vamos a encontrar al enfermo, pero al rato, empezamos a olvidarnos de dónde estamos!
Yo también estoy a favor de que cuando haya visitas sean cortas. Ya se harán visitas más largas cuando esté de nuevo en casa, no?
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MARY:
Cabreada por lo del copieteo en los exámanes, no? lógico...
Lo de que tu madre no se pudiera sentar en toda la noche en la sala de la UCI porque hubiera gente que no podía estar y que ni siquiera le ofrecieran un sillón en ningún momento clama al cielo! jamás entenderé estas cosas.. qué egoísmo!
Y sí que es verdad que también hay mucho de mentalidad y, por cortesía y agradecimiento, te callas y te callas. Pero no es así, si hay que ser "rebelde" pues se es y punto! que lo primero de todo es el enfermo, hombre!
Para descansar... ya me queda menos, hasta el 30 no acabo la época fuerte de trabajo. Pero bueno, al menos, del trastorno que supone tener que estar yendo y viniendo al hospital, durmiendo poco, etc, ya salí.
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ALIJODOS:
Sí, a veces, aquello parece el camarote de los hermanos marx!
Yo creo que la única manera de remediarlo es que el hospital tome las medidas que debería tomar en el asunto para que aquello no sea un cachondeo total.
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YANDROS:
No soy borde, capullín! jajaja...
Lo que pasa es que ya os conozco un poquito y no quería que sólo me preguntárais por mi madre (lo cual, que quede claro que os agradezco a todos) y no compartiérais conmigo vuestra opinión al respecto de estas críticas que hice.
Dicho esto, te diré que estoy de acuerdo contigo en que en el sur somos muy gritones (yo lo soy, lo reconozco, hablo super alto) y lo de los pasillos. Nos creemos que cuando nos salimos al pasillo a hablar en las habitaciones no se oye, pero es increíble el eco que tienen! se escucha más alto de lo que en realidad se está hablando.
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A TODOS:
AGRADECEROS EL INTERÉS MOSTRADO POR MU MADRE. ESTÁ BIEN, RECUPERÁNDOSE POCO A POCO EN CASA Y HACIENDO REPOSO HASTA QUE LE QUITEN LOS PUNTOS. GRACIAS.
BESOS. ANGIE.
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