Como todo el mundo sabe, a principios de este mes fue Halloween. No soy yo muy seguidora de esta fiesta, prefiero otras más arraigadas en la tradición de mi tierra pero a lo que voy, que me desvío... El caso es que recordé una vieja anécdota que me sucedió hace unos cuatro años en los tiempos en que era monitora de campamento y me apeteció compartirla con vosotros.
Nunca os he hablado de mi etapa como monitora de niños en campamentos de verano pero eso, otro día, que si no me temo me extendería aún más de lo que ya de por sí me voy a extender contándoos esta historia... (os pido disculpas de antemano por lo extenso de esta entrada).
Os pongo en situación: Cada verano, hacíamos dos campamentos, uno urbano en Piedras Redondas, un barrio de Almería, y otro rural, en un pueblo de Granada. Pues bien, el extraño suceso se desarrolla en Huetor Santillan, un pueblo situado en la Sierra de Huetor, durante el campamento rural. 10 adultos, entre monitores y equipo de cocina y 30 ó 35 niños de entre 13 y 14 años ( por cierto, los más difíciles de controlar, jajaja...) en un caserón grande, durante 1 semana.
Luis y Diego, dos de los monitores, llevaban los tres días que llevábamos de campamento bromeando con que la casa estaba medio poseída por Candi. Enseguida os la presento. Candi era “Sor Cándida”, una monja cuyo cuadro estaba en una de las salas de la casa, y la verdad que daba un poco de miedo verla, porque era una imagen un poco antigua, un tanto tétrica... Así que los dos se lo pasaban pipa intentando meter el miedo en el cuerpo a las monitoras; que si Candi nos acompañaba en todos nuestros movimientos, que si además de ella, había más “fantasmas”, y ¿tonterías? del estilo...
El caso es que, a mitad del campamento, nos sucedió algo que.... aysss! Se me ponen los pelos de punta cada vez que me acuerdo! Se acercaba el anochecer, todos los monitores estábamos en la planta de abajo con todos los niños, si no recuerdo mal, organizándolos para que se preparan para la cena y las actividades que hacíamos por las noches. De repente, escuchamos un ruido arriba. “¿y ese ruido? Si estamos todos abajo...” pensé. Así que Luis, María la Magdalena (conservaré tu anonimato...) y yo, decidimos subir a ver qué era. En buena hora, con lo cagueta que soy yo...
Luis iba el primero. Empezamos a subir las escaleras sigilosamente y con un poco de nervios también, sobre todo, María M. y yo. Cuando llegamos a la planta de arriba, advertimos que el ruido procedía de la barraca, el dormitorio grande donde dormían todos los niños. Entramos y el ruido se escuchaba cada vez más fuerte. En uno de los cuartos de baño, alguien se había dejado el grifo de una de las duchas abierto. ¡Ufff, qué alivio sentimos al descubrir que ahí acababa el misterio! Sin más, cerramos el grifo y nos fuimos.
Y cuál sería nuestra sorpresa que, justo cuando nos disponíamos a salir de la habitación, de repente, volvimos a escuchar el ruido de un grifo abierto. Volvimos sobre nuestros pasos. Otro grifo abierto, de otra ducha. ¡ Madre mía! y esto..?
En la barraca había dos cuartos de baños con 5 ó 6 duchas y 5 ó 6 lavabos cada uno. Revisamos todos los de uno de ellos, asegurándonos de que todos y cada uno quedaban bien cerrados y, mientras estábamos en ello, empezamos a oír el ruido de grifos abiertos en el otro cuarto de baño. Llegamos al otro baño y, efectivamente, había un par de grifos abiertos y una de las duchas. Con la cara un poco descompuesta ya ante lo desconcertante de la situación, de nuevo, nos dispusimos a lo mismo, a revisar cada grifo y dejarlos bien cerrados. Y de repente... "No puede ser! Más grifos abiertos?!!!" De nuevo, del primer cuarto de baño, que justo hacía dos minutos acabábamos de revisar.
“Pero qué coño está pasando aquí?” – dijo Luis-. Es que se han vuelto locos los grifos?". Parecía que alguien activaba el botón de “encendido” y abría los grifos aleatoriamente, como creando una sinfonía musical. Salimos hacía el pasillo, y vimos llegar a Diego, que venía en nuestra busca al ver que tardábamos en bajar.
“Diego, aquí esta pasando algo raro...” - le dijimos los tres apresuradamente.
Antes de seguir, tengo que contaros que Diego es psicólogo, y es como muy científico y bastante escéptico con este tipo de cosas. Hasta que no encuentra una explicación lógica, no se queda tranquilo....
“- ¡Diego, Diego, que aquí está pasando algo extraño! Que los grifos se abren y se cierran solos, a su antojo! “
- Anda ya! No digáis tonterías, hombre! cómo se van a cerrar y abrir los grifos solos? No será que alguien se dejó un par de grifos medio abiertos sin darse cuenta?
- No!! – contestamos enérgicamente los tres! Hemos comprobado y recomprobado que estaban bien cerrados y, a pesar de ello, han vuelto a echar agua a toda presión algunos!
- Pues, que queréis que os diga pero eso no tiene mucho sentido... Aún así, vayamos a ver...”
Una vez más, nos dispusimos a entrar en los cuartos de baños. Diego iba el primero (en plan “Juan Sin Miedo”...), detrás Luis, y las últimas, María M. y yo, agarradas de la mano pues, como ya dije al principio, soy (somos) muy miedosas....
Todo estaba en calma. Diego revisó uno por uno todos los grifos. Todos cerraditos y en el más absoluto de los silencios... Tardó menos que un plis en empezar a decirnos que estaba todo bien, que habría sido que no los habíamos cerrado del todo, bla, bla, bla... Mientras, nosotros tres, con caras de “ vale, me encanta! Ahora parece que son paranoias nuestras, hombre!”...
Y justo cuando íbamos a salir de la barraca.... “Frasssssshhhh! Frassssssssshhh! Frasssshhhh!!! De nuevo, grifos abiertos!! Varios de ellos, en los dos cuartos de baño, abriéndose y cerrándose sin ton ni son! Diego no tuvo más remedio que empezar a flipar como lo habíamos hecho nosotros minutos antes.... Por nuestra parte, nuestras caras reflejaban dos cosas: satisfacción, por demostrarle a Diego que no estábamos locos y, una vez, más, desconcierto.
Una vez más, empezamos a cerrarlo todo. Por fin parecía que todo se había quedado tranquilo. Así que, nos disponíamos a irnos para abajo, donde estaban todos esperándonos. Y entonces fue, cuando nos llevamos el último susto.... En el otro ala de la casa, había un pequeño cuarto de baño, para el uso de los monitores. Ahora era ahí donde, mágicamente, por el grifo del bidé el agua estaba corriendo a toda pastilla.
Recuerdo que a mi, de puro nervio, me entró la risa y a María M. el llanto. Y a Diego y a Luis, probablemente, les entrara descomposición de barriga aunque no se lo dijeran a nadie, jajaja... Uno de ellos, no recuerdo ya quién, lo cerró y nos fuimos directos para abajo, sin querer saber más del asunto.
Los demás monitores al ver nuestras caras, un tanto blanquecinas, no tardaron en preguntarnos qué pasaba, aunque nosotros no quisimos decir nada en ese momento, porque estaban allí todos los niños.
Decidimos continuar con la marcha de lo que restaba de día, como si nada extraño hubiese pasado. Cenamos, hicimos la actividad de la noche con los niños en el porche, el rato de oración, los acostamos a todos y, por último, la reunión de monitores para la evaluar el día. Parecía que todo había vuelto a la normalidad.
Terminada la evaluación, los monitores, aunque no todos, solíamos quedarnos para charlar un rato, tomarnos alguna copichuela, en definitiva, para relajarnos y divertirnos un rato, después de un una jornada agotadora. Cómo no, Luis, Diego, María M. y yo, éramos de los que siempre nos quedábamos trasnochando a diario.
Uno de los monitores, Alberto, fue a la cocina por algunos snacks y por la coca-cola y la botella de ron (celosamente escondida,jejeje..). Al volver, comentó: “ quién ha sido el último que ha estado en el lavadero? Porque se ha dejado el grifo de la pileta abierto?”. Los cuatro nos miramos al instante. Les contamos lo que nos había sucedido horas antes, pero parecía que no nos echaban demasiada cuenta.
Cuando hubo que ir por un poco más de hielo, nadie quería levantarse y lo echamos a suertes. Vaya por Dios, me tocó a mi! Maria M. y Luis vinieron conmigo porque la verdad es que yo no me atrevía a ir sola, jajaja... Y cuando llegamos a la cocina, el grifo del fregadero... abierto! Lo cierto es que ya empezaba a ser un tanto desesperante.
De lo cagados que estábamos (sobre todo, los cuatro que lo habíamos visto), esa noche ni nos duchamos porque, como ya estaban todos los niños durmiendo y algunos monitores, en la planta de arriba había que ir a oscuras, sólo con la luz de un pequeño quinquel; así que preferimos hacerlo a la mañana siguiente, con la “maravillosa y segura” luz del día.
Nunca os he hablado de mi etapa como monitora de niños en campamentos de verano pero eso, otro día, que si no me temo me extendería aún más de lo que ya de por sí me voy a extender contándoos esta historia... (os pido disculpas de antemano por lo extenso de esta entrada).
Os pongo en situación: Cada verano, hacíamos dos campamentos, uno urbano en Piedras Redondas, un barrio de Almería, y otro rural, en un pueblo de Granada. Pues bien, el extraño suceso se desarrolla en Huetor Santillan, un pueblo situado en la Sierra de Huetor, durante el campamento rural. 10 adultos, entre monitores y equipo de cocina y 30 ó 35 niños de entre 13 y 14 años ( por cierto, los más difíciles de controlar, jajaja...) en un caserón grande, durante 1 semana.
Luis y Diego, dos de los monitores, llevaban los tres días que llevábamos de campamento bromeando con que la casa estaba medio poseída por Candi. Enseguida os la presento. Candi era “Sor Cándida”, una monja cuyo cuadro estaba en una de las salas de la casa, y la verdad que daba un poco de miedo verla, porque era una imagen un poco antigua, un tanto tétrica... Así que los dos se lo pasaban pipa intentando meter el miedo en el cuerpo a las monitoras; que si Candi nos acompañaba en todos nuestros movimientos, que si además de ella, había más “fantasmas”, y ¿tonterías? del estilo...
El caso es que, a mitad del campamento, nos sucedió algo que.... aysss! Se me ponen los pelos de punta cada vez que me acuerdo! Se acercaba el anochecer, todos los monitores estábamos en la planta de abajo con todos los niños, si no recuerdo mal, organizándolos para que se preparan para la cena y las actividades que hacíamos por las noches. De repente, escuchamos un ruido arriba. “¿y ese ruido? Si estamos todos abajo...” pensé. Así que Luis, María la Magdalena (conservaré tu anonimato...) y yo, decidimos subir a ver qué era. En buena hora, con lo cagueta que soy yo...
Luis iba el primero. Empezamos a subir las escaleras sigilosamente y con un poco de nervios también, sobre todo, María M. y yo. Cuando llegamos a la planta de arriba, advertimos que el ruido procedía de la barraca, el dormitorio grande donde dormían todos los niños. Entramos y el ruido se escuchaba cada vez más fuerte. En uno de los cuartos de baño, alguien se había dejado el grifo de una de las duchas abierto. ¡Ufff, qué alivio sentimos al descubrir que ahí acababa el misterio! Sin más, cerramos el grifo y nos fuimos.
Y cuál sería nuestra sorpresa que, justo cuando nos disponíamos a salir de la habitación, de repente, volvimos a escuchar el ruido de un grifo abierto. Volvimos sobre nuestros pasos. Otro grifo abierto, de otra ducha. ¡ Madre mía! y esto..?
En la barraca había dos cuartos de baños con 5 ó 6 duchas y 5 ó 6 lavabos cada uno. Revisamos todos los de uno de ellos, asegurándonos de que todos y cada uno quedaban bien cerrados y, mientras estábamos en ello, empezamos a oír el ruido de grifos abiertos en el otro cuarto de baño. Llegamos al otro baño y, efectivamente, había un par de grifos abiertos y una de las duchas. Con la cara un poco descompuesta ya ante lo desconcertante de la situación, de nuevo, nos dispusimos a lo mismo, a revisar cada grifo y dejarlos bien cerrados. Y de repente... "No puede ser! Más grifos abiertos?!!!" De nuevo, del primer cuarto de baño, que justo hacía dos minutos acabábamos de revisar.
“Pero qué coño está pasando aquí?” – dijo Luis-. Es que se han vuelto locos los grifos?". Parecía que alguien activaba el botón de “encendido” y abría los grifos aleatoriamente, como creando una sinfonía musical. Salimos hacía el pasillo, y vimos llegar a Diego, que venía en nuestra busca al ver que tardábamos en bajar.
“Diego, aquí esta pasando algo raro...” - le dijimos los tres apresuradamente.
Antes de seguir, tengo que contaros que Diego es psicólogo, y es como muy científico y bastante escéptico con este tipo de cosas. Hasta que no encuentra una explicación lógica, no se queda tranquilo....
“- ¡Diego, Diego, que aquí está pasando algo extraño! Que los grifos se abren y se cierran solos, a su antojo! “
- Anda ya! No digáis tonterías, hombre! cómo se van a cerrar y abrir los grifos solos? No será que alguien se dejó un par de grifos medio abiertos sin darse cuenta?
- No!! – contestamos enérgicamente los tres! Hemos comprobado y recomprobado que estaban bien cerrados y, a pesar de ello, han vuelto a echar agua a toda presión algunos!
- Pues, que queréis que os diga pero eso no tiene mucho sentido... Aún así, vayamos a ver...”
Una vez más, nos dispusimos a entrar en los cuartos de baños. Diego iba el primero (en plan “Juan Sin Miedo”...), detrás Luis, y las últimas, María M. y yo, agarradas de la mano pues, como ya dije al principio, soy (somos) muy miedosas....
Todo estaba en calma. Diego revisó uno por uno todos los grifos. Todos cerraditos y en el más absoluto de los silencios... Tardó menos que un plis en empezar a decirnos que estaba todo bien, que habría sido que no los habíamos cerrado del todo, bla, bla, bla... Mientras, nosotros tres, con caras de “ vale, me encanta! Ahora parece que son paranoias nuestras, hombre!”...
Y justo cuando íbamos a salir de la barraca.... “Frasssssshhhh! Frassssssssshhh! Frasssshhhh!!! De nuevo, grifos abiertos!! Varios de ellos, en los dos cuartos de baño, abriéndose y cerrándose sin ton ni son! Diego no tuvo más remedio que empezar a flipar como lo habíamos hecho nosotros minutos antes.... Por nuestra parte, nuestras caras reflejaban dos cosas: satisfacción, por demostrarle a Diego que no estábamos locos y, una vez, más, desconcierto.
Una vez más, empezamos a cerrarlo todo. Por fin parecía que todo se había quedado tranquilo. Así que, nos disponíamos a irnos para abajo, donde estaban todos esperándonos. Y entonces fue, cuando nos llevamos el último susto.... En el otro ala de la casa, había un pequeño cuarto de baño, para el uso de los monitores. Ahora era ahí donde, mágicamente, por el grifo del bidé el agua estaba corriendo a toda pastilla.
Recuerdo que a mi, de puro nervio, me entró la risa y a María M. el llanto. Y a Diego y a Luis, probablemente, les entrara descomposición de barriga aunque no se lo dijeran a nadie, jajaja... Uno de ellos, no recuerdo ya quién, lo cerró y nos fuimos directos para abajo, sin querer saber más del asunto.
Los demás monitores al ver nuestras caras, un tanto blanquecinas, no tardaron en preguntarnos qué pasaba, aunque nosotros no quisimos decir nada en ese momento, porque estaban allí todos los niños.
Decidimos continuar con la marcha de lo que restaba de día, como si nada extraño hubiese pasado. Cenamos, hicimos la actividad de la noche con los niños en el porche, el rato de oración, los acostamos a todos y, por último, la reunión de monitores para la evaluar el día. Parecía que todo había vuelto a la normalidad.
Terminada la evaluación, los monitores, aunque no todos, solíamos quedarnos para charlar un rato, tomarnos alguna copichuela, en definitiva, para relajarnos y divertirnos un rato, después de un una jornada agotadora. Cómo no, Luis, Diego, María M. y yo, éramos de los que siempre nos quedábamos trasnochando a diario.
Uno de los monitores, Alberto, fue a la cocina por algunos snacks y por la coca-cola y la botella de ron (celosamente escondida,jejeje..). Al volver, comentó: “ quién ha sido el último que ha estado en el lavadero? Porque se ha dejado el grifo de la pileta abierto?”. Los cuatro nos miramos al instante. Les contamos lo que nos había sucedido horas antes, pero parecía que no nos echaban demasiada cuenta.
Cuando hubo que ir por un poco más de hielo, nadie quería levantarse y lo echamos a suertes. Vaya por Dios, me tocó a mi! Maria M. y Luis vinieron conmigo porque la verdad es que yo no me atrevía a ir sola, jajaja... Y cuando llegamos a la cocina, el grifo del fregadero... abierto! Lo cierto es que ya empezaba a ser un tanto desesperante.
De lo cagados que estábamos (sobre todo, los cuatro que lo habíamos visto), esa noche ni nos duchamos porque, como ya estaban todos los niños durmiendo y algunos monitores, en la planta de arriba había que ir a oscuras, sólo con la luz de un pequeño quinquel; así que preferimos hacerlo a la mañana siguiente, con la “maravillosa y segura” luz del día.
Por fin llegó la hora de irnos a dormir. Diego, Luis, María M y yo dormíamos en la misma habitación. Como estábamos rendidos, enseguida nos dormimos. Diego, dormía en la cama de al lado mía. Dormía con una linterna enganchada en la mano, porque siempre se levantaba en la noche para ir al baño, y así no se tropezaba con nada ni despertaba a nadie al encender la luz.
Inmersos todos en un profundo sueño, de repente, a Diego no se le ocurre otra cosa que pegar un salto de la cama, encender la linterna alumbrando hacía la ventana y gritar a todo pulmón... “Quién anda ahiiiiiií?!”. Lógicamente, todos nos despertamos sobresaltados, más bien con el corazón en la boca, del susto que nos acababa de meter!
“- Diego, por Dios, qué coño haces?!!!!
- Joderrrr, que he visto a alguien en la ventana!!!
- No hay nada, ni en la ventana ni fuera” – le dijimos cuando nos asomamos.
- Pues os juro que yo he visto a alguien o, no sé, el reflejo de alguien o de algo, pero yo he visto algo, eso seguro!!
- Chiquillo, habrá sido una pesadilla. Es normal, después de la sesión de sustitos que hemos tenido hoy. Sigamos durmiendo, por favor, que sólo quedan 3 horas para que nos suene el despertador”.
Con alguna que otra dificultad, conseguimos volver a dormirnos poco a poco.
A la mañana siguiente, sonó el despertador, nos pegamos una buena ducha para espabilarnos y empezar un día más de campamento con los niños. El día transcurrió sin el menor atisbo de extrañezas. No más grifos abriéndose y cerrándose, ni más ruidos extraños, ni más sobresaltos en la noche. Si la casa tenía duendes o fantasmas juguetones o a una Candi con ganas de bromear, sin duda, parecía que se habían cansado ya de jugar con nosotros. Nunca encontramos explicación lógica alguna a lo de aquél día, y como ya no había vuelto a pasar nada extraño, decidimos no darle más importancia al asunto.
El último día de campamento, cuando estaba ya todo recogido, todos los niños estaban ya en el porche con sus equipajes y sólo faltaba que los monitores de mi habitación bajáramos nuestras mochilas, nos sucedió algo extraño.
Diego y Luis, bajaron sus equipajes y ya sólo quedábamos arriba, Maria M., que era la jefa del campamento, y yo, que estábamos revisando que todo estaba correcto y ordenado. En todas las habitaciones había un crucifijo colgado en la pared. Entramos en nuestra habitación por nuestras mochilas, pero cuando ya nos íbamos a ir para abajo, nos acordamos que nos habíamos olvidado unos papeles. Cuando volvimos a la habitación, el crucifijo estaba encima de la mesilla de noche. Las dos nos miramos atónitas, cogimos los papeles y nos salimos pitando para abajo.
Yo no sé cómo llegó el crucifijo hasta la mesilla de noche... lo que sí sé es que, minutos antes, estaba colgado en la pared; que tampoco se cayó porque no oímos absolutamente ningún ruido, y que tampoco era posible que alguien pudiera haberlo puesto ahí porque estábamos solas y hubiéramos visto a cualquiera que hubiera subido, porque desde todas las habitaciones se veía perfectamente la escalera. Y ni yo lo puse allí, ni lo puso María M, pero lo cierto es que, allí estaba...
Cuando se habla de sucesos paranormales o vivencias extrañas, yo no sé si creer en ellas o no, pero lo cierto es que desde entonces, el asunto, cuanto menos, me da que pensar porque lo que nos pasó en aquella casa ese día sería paranormal o no, pero, desde luego, raro y desconcertante sí que fue y nadie me puede decir que no fue algo extraño porque yo lo ví con mis propios ojos!
Como decían en Expediente X... La verdad está ahí fuera...
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Hasta el lunes no volveré por aquí porque me escapo unos diítas a Granada!!! que estoy deseando ir que aún no la conozco y es casi delito que aún no conozca una ciudad tan hermosa, estando tan sólo a tres horas de mi casa. Ya os contaré a la vuelta qué tal resulta el finde, espero que genial! Por cierto, que me voy con mi querida María M, que no nos vemos desde hace t iempo porque vive en Almería.
Besos a todos! Buen Finde!
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21 comentarios:
Pues la que cerró el grifo del bidé de ese cuartito de baño que solo utilizabamos los comitores fui yo. Quizá sea mas miedosa que Angie, pero en ese momento creo que la necesidad de que todo eso acabara ya de una vez me hizo enfrentarme a mi miedo.
He de reconocer que he empezado a leer esta historia con una sonrisa en la cara y alguna que otra risa arrancada, pero al ir leyendo e ir recordando un poco de aquel miedo se ha vuelto a apoderar de mi.
Yo me considero escéptica con este tipo de temas, pero tomo como mías las palabras de Angie que lo que sucedió fue desconcertante y extraño y que nadie nos lo va a poder rebatir porque lo vivimos en primera persona. Yo se que ella no miente, porque lo vivimos cogidas de la mano, (aunque alguna que otra carrera escalera abajo se le ha olvidado contar)
¿Lo que fue o dejo de ser? Aun no lo se, ni lo sabremos. Pero que ocurrió y si sujestión es algo que podemos afirmar al 100%
Hasta mañanaaaaaaaaaaaaaaa!!!
Que nos vamos pa´Graná
Hola Angie! Que historia! yo me hubiese muerto de miedo te lo aseguro, no creo que hubiese tenido el valor de subir o ir sola a la cocina.
Creo en fantasmas, en espiritus que acompañan y tambien en la sujestion, no hay nada mas fuerte que un pensamiento...
Que tengas un buen viaje!!
Cariños
Silvia
Noo que miedo, encima cuando leo estas cosas a la noche me quedo repensando y me traumo jaja,no me hagas caso xD
Muy Buena history
besotesssssss
PD: que tengas lindo viaje, que te diviertas muchisimo!!
Yo ni creo ni dejo de creer, pero menuda historia... A saber cómo habría reaccionado, pero me da que yo me habría pasado toda la noche intentando encontrar alguna explicación lógica a lo de los grifos...
que miedo.... pero aunque no haya explicación pues a veces pasan cosas... yo no soy demasiado paranoica ni creo en fantasmas mas que lo justito, je je y cosas así pero no sería la primera vez que estando en mi propia casa creo que me ha llamado alguien y digo: que... y Jose me dice: nada, no he dicho nada... pero yo he oido mi nombre.... o siento como si algo tirara de mi pantalón y miro por si fuera mi gata y estoy sola... o por la calle una respiración... no se... a veces se sienten cosas raras... ahora verlas como lo de los grifos.... puf.... eso da mas miedo.... no lo quiero ni pensar.. no se como habría reaccionado...
FELIZ VIAJE A GRANADA
Estaba esperando un final feliz en que todo había sido una broma de sus colegas...
De haber sido así les hubiera salido bien, pero noo!
Ojala nunca me pase algo por el estilo, ni bien se abría la segunda canilla (grifo), yo me hubiera ido corriendo hasta mi casa. Al final no son tan cagonas como dicen...
Está bueno lo que escribís así que seguramente vuelva por acá.
Besos!
Wow que historia y en esta epoca!
Te invitamos a revisar nuestros archivos!
Cordialmente...Macana Entertainment.
Si es que enseguida le damos vueltas a las cosas y tienen una explicación de lo más razonable. Vamos a ver, está claro que Sor Cándida y su séquito de almas en pena, se lavaban a fondo antes de bajar los crucifijos de las paredes para rezar. ¿A que ya te sientes mejor? Si es que no hay nada como una buena explicación, razonable, científica. O a lo mejor fue una maniobra de distracción para ver si encontraban el ron que habíais escondido.
Perdón por mi deformación deportiva, pero Chile acaba de empatar en Montevideo ante la selección local de fútbol y eso es tan extraordinario como lo de los grifos. Hasta ahora solamente habíamos perdido allí. También parece obra de un milagro.
Que sitio mas inapropiado...
de todos modos lo pongo aquí porque se que de esta manera te enterarás seguro.
http://unrincondesur.blogspot.com/2007/11/el-valor-de-una-amistad.html
Que tengas una buena semana
Bueno, pues ya estoy de vuelta de mi escapadita de fin de semana!(que ha sido genial y divertidísima, ya os contaré)
Qué de gente nueva, no? qué alegría! Ante todo, daros a todos los nuevos una calurosa y agradecida bienvenida, deseando que el viaje por El Mundo de Angie os haya agradado y dejado con ganas de volver más veces! :D. Dicho todo esto...Comenzamos:
MARÍA LA MAGDALENA: Bueno, ya lo recordamos en Granada este finde, jajaja, no me acordaba que habías sido tú la que lo cerró... Si es que eres toda una valiente, hombre!! Lo que no nos pase a ti y a mi...!jajaja
SILVIA: Holaa! Eso hubiera pensado yo, que no hubiera sido capaz ni siquiera de subir pero,créeme, cuando te ves en la situación y, además, hay gente de la que estás a cargo, te entra una vena valiente increible!jeje.. Yo no sé si creer o no, a veces me inclino más a un sí y otras a un no. Pero desde luego, estó nos dio que pensar a todos... Por cierto, de acuerdo contigo en el poder de un pensamiento, la mente es tremendamente poderosa!
MONIKAMDQ: Espero que el día que leyeras este post no tuvieras pesadillas ni nada por el estilo, jejeje! El finde... requetegenial!!!
JUAN RGUEZ. MILLAN: créeme que nosotros nos la pasamos intentando encontrar la explicación lógica, pero no la encontramos, porque que las gomas estuvieran flojas, por ejemplo, no nos convenció porque iban estar malas las de todos los grifos? cambios de presion? tampoco, porque entonces, supongo que pasaría en todos, no en unos grifos sí y otros no... Así que, si algun fontanero lee esto y es capaz de darnos la explicación lógica... estupendo!
CRIS: uffff, pues yo no sé si lo de escuchar una respiración a tu lado será peor, por suerte no me ha pasado nunca! (lo de creer que me están llamando, sí, pero nunca lo he achacado a cosas extrañas). De todas formas, la ración de miedo de ese día me basta para unos cuantos años, porque me cagué de miedo, jajaja!
HAS: eso me hubiera gustado a mi, el final feliz de broma y que me colgaran el cartelito en la espalda de "inocente, inocente", jaja! pero qué va, si fue una broma, en cuatro años no nos desvelaron que lo fue. Vuelve cuando quieras que yo, encatada!
MACANA ENTERTIMENT: Pues si que los visitaré porque me habeis dejado intrigada... POr cierto, muy graciosa la foto de vuestro perfil, jajaja!
GARFIO: me inclino más por tu segunda teoría! jajaja.. Seguro que lo que querían eran quitarnos el ron...
ESTEBAN LOB: extraordinario pero seguro que eso no te ha dado el miedo que me dió a mi lo de los grifos... jajaja!Felicitaciones por el paso adelante!
ANÓNIMO: lo hubiera visto de todas formas, porque suelo entrar en tu bló para ver si hay algo nuevo o no. Así que, ahora entroooooooo!!! Buena semana para ti tambien!!
Saludos, besos y abrazos para todos!!!! Y cómo no, buena semana para todos también!!!
Angie
... ¿y no se les ocurrió hacer una oración para que los grifos, fantasmas, bromistas o lo que fuera, dejaran de molestar?
Joder con los grifitos y los baños...que miedo!!! los fantasmas despilfarrando agua con la sequia que hay, si es que...
THEJAB: pues la verdad es que no recuerdo bien, pero creo que de lo nerviosos que estábamos ni caimos en la cuenta...
GEMA: Hola, bienvenida!eso digo yo! ya se podrían haber entretenido limpiando la casa en vez de abriendo los grifos, jaja...!
Uhh me dio escalofríos (y encima estoy sólo en casa y es de noche!)
Bueno, muy buena la historia, quedé atrapado y no pude parar de leerla!
No que sea yo muy miedosa, pero en ese momento yo hubiera agarrado todas mis cosas y les hubiera dicho "adiós" a todos... QUE COSAS!!!
Hola Angie preciosa!!!
Sabes, soy demaciado cobarde!!!, valiente la gente que se enfreta a sus temores, yo me paralizo y si logro reaccionar despues sigo con miedo aunque ya no tenga necesidad.
Disfruta tu viaje, yo ando desaparecida por que estoy estudiando porque se acerca un gran día... así que mandame tus fuerzas a la distancia, que las buenas vibras siempre fortalecen.
CARIÑOS MIL
a veces sucede, aunque seas esceptico.
Trabajo en un hospital y a veces se encienden los televisores, se cierran puertas de golpey suenan los telefonos desde habitaciones donde no hay nadie.
Y como buena esceptica pero sobre todo prudentemente no me esfuerzo mucho por averiguar.
Saludos Angie
EMEEFE: Fantástico haberte enganchado tanto a la historia, logro conseguido! jeje. Ese sí,hubiera sido mejor que la historia no hubiera sido real, así no me hubiera quedado atrapada yo también...
PAU: Créeme que estuvimos a punto de llamar a la empresa de autocares para decir que nos vinieran a recoger a todos!
ROMINITA CHII:yo de verdad que también soy miedosa pero bueno, es lo que dije en comentarios anteriores, al final, uno no sabe cómo reaccionará hasta que no se ve inmerso en la situación y si además hay niños a tu cargo, más motivo para ser valiente. Muuuucha fuerza y mucho ánimo para ese examen tuyo, rominita!!!! ya nos contarás qué tal?
FEMMEICTHYS: Vaya! menudo sobresalto cada vez que os pase eso! Supongo que es un lugar propicio para que pasen estas cosas,claro. Totalmente de acuerdo contigo en que es mejor no intentar buscar demasiadas explicaciones; "lo arriesgado de buscar la verdad es encontrarla" (y la frase no sólo podría referirse a sucesos extraños...)
Besotes a todosssssssss!!
Tu aguantaste alli..yo no creo ja ja.
Demasiado miedosa aunque a la vez me gustan estos temas..no se es una mezcla extraña la que habita en mi..
Un besito y una estrella.
Mar
MAR: sí, a mi me pasa también, me dan miedo pero, a la vez, me atraen y despiertan gran curiosidad en mi...
Besitos
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