Recordando viejos tiempos

Ayer fue un día especial. Fue especial por muchas cosas.

Especial porque hizo un día espléndido (en mangas cortas a las 2 de la mañana!) y ya sabéis que a mi esos días me encantan.

Especial porque fue Viernes de Dolores y mi tierra prepara los últimos detalles para que la Semana Santa brille con todo el esplendor con que lo hace. El aire ya huele a incienso y a azahar (bueno, a esto último ya huele desde hace días). Ayer ya salían muchas hermandades de barrio y el ambiente y el ajetreo de la ciudad era fantástico.

Pero, sobre todo, fue especial porque disfruté de una velada con amigos de la universidad, algunos de los cuales no veía desde hacía casi diez años! ahí es ná, diez años nada menos!

La iniciativa surgió de Marta,y ella prácticamente lo organizó todo y fue la que llamó a todo el mundo (aplauso para Martita! plasss, plasss, plassss, plassss!).

Yo, prácticamente, sólo he mantenido el contacto con mi grupo de amigos más íntimo, unos diez o doce, de los cuales sólo pudo acudir uno, Santi. Y con la dificultad añadida de que en 1999 (último año de carrera) no todo el mundo tenía correo electrónico ni móvil, o si lo tenía, mucha gente cambió de número o de cuenta, y hasta algunos teléfonos fijos eran ya inexistentes. Así que, el localizar a la gente y que vinieran, lo cierto es que iba a estar un tanto complicado.

Estaban confirmados más pero, a última hora, a algunos le surgieron imprevistos y no pudieron venir. Aún así, no estuvo mal el resultado. Fuimos 7: Marta, Santi, Amalia, Rafa, Juan, Rocío y yo.

Quedamos a las siete de la tarde, en el Chile, una terraza de verano, a orillas del Guadalquivir. Y se estaba tan agusto que estuvimos allí casi hasta las once y media de la noche. Después nos fuimos a tomar unas tapitas al bar de Juan (buenísimas por cierto!! anda que estaba poco bueno el jamón y la caña de lomo... jejej!) y después nos fuimos a la calle Betis, típica donde las haya en Sevilla, en la otra orilla del río, a tomarnos unas copichuelas.

Pasamos un rato agradabilísimo recordando viejos tiempos. Y es que compartimos tantos buenos ratos! Los novillos para irnos a tomar cervecitas al Salvador (donde estuvimos tú y yo en el centro tomando una, Ágata, jeje) porque nuestra facultad está en pleno centro de Sevilla (en el barrio de Santa Cruz nada menos!); las fiestas en los pisos de estudiantes; las salidas nocturnas cada jueves, porque los viernes no teníamos clase; el viaje de fin de carrera, que fue un desfase (fue a Mallorca, con eso lo digo tó, jajaja...volvimos más blancos que la leche...) y cientos de anécdotas más y alguna que otra travesura... Por cierto, he de decir que, aunque no lo parezca, también estudiábamos de vez en cuando, jajaja...

Los años de Universidad los recuerdo con mucho cariño y como una etapa genial en la que disfruté mucho, conocí a mucha gente y me hice muy buenos amigos, que aún conservo! Así que fue genial reecontrarme con algunos de ellos!

De los que fuimos, a algunos los conocía mucho y a otros no tanto, a algunos hacía poco que los había visto, a otros, una eternidad, pero dio igual. Parecía como si no hubiera pasado el tiempo y charlábamos y charlábamos como si sólo lleváramos dos días sin vernos. El tiempo se nos pasó volando. Tan volando que nos dieron las tres y pico de la mañana juntos!

Han pasado casi diez años, y eso se nota en todo. Todos trabajamos y tenemos la vida encarrilada; hemos madurado; algunos ya han formado una familia; ah, y estamos más guapos (somos como los buenos vinos, mejoramos con los años, jejeje) pero eso sí, hay una cosa que no ha cambiado en absoluto, bueno dos... seguimos siendo igual de buena gente, y nos sigue gustando tanto cocmo antes una buena juerga! Y es que hay cosas que nunca cambian, jajaja...

Ahora estamos bien localizados con móviles, correos y demás. Y queremos organizar otra quedada más adelante, preparándola con más tiempo, a ver si puede ser que para la próxima venga más gente. Y mejor en un sábado, que muchos han fallado esta vez a causa del trabajo, que viven en pueblos y demás. Un sábado será más fácil para todos. Así que nada, ya os contaré cuando la hagamos :)

De momento ésta, aunque no fuimos muchos, ha sido un rotundo éxito; me ha encantado no perdérmela! Cada día me doy más cuenta de que la vida está llena de pequeños placeres!

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